La odisea del "tambo chico": luego de sortear 3 crisis ahora va por el coronavirus

Gustavo Augel es un productor lechero bonaerense que con 1.800 litros diarios le da pelea a la crisis actual y a los eternos problemas del sector.

La odisea del "tambo chico": luego de sortear 3 crisis ahora va por el coronavirus
29deAbrilde2020a las07:31

Los productores chicos son los que más padecen cualquier impacto en la actividad y en estos días, todos los movimientos del sector lechero frente a la crisis del coronavirus se sienten con particular intensidad, no sólo en lo inmediato, sino en la proyección que la lechería hace en el mediano plazo.

La odisea del "tambo chico"

En un viaje virtual por la Ruta 41, una tranquera entre San Miguel del Monte y Lobos se abre para conocer la realidad de Gustavo Augel, un productor, "activista" de los tambos chicos, en una de las tantas zonas lecheras de Buenos Aires.

Siendo la tercera generación de tamberos de la familia, heredada la actividad de su abuelo y siguiendo el trabajo de su padre en ese campo, fue a partir del año 2000 que se iniciaron con su hermana, Jaquelina, que se encarga de la parte administrativa y Gustavo como responsable de la siembra, producción, reproducción y sanidad.

El agobio de la crisis de 2001 generó una oportunidad. “Esa fue una etapa tétrica de la lechería, porque la leche se pagaba sólo unos centavos y a partir de eso mi papá nos dejó el tambo. Sorteamos esa etapa y pudimos llegar a 2007 y 2008 que nos fue un poco mejor, pero a partir de ese momento todo siguió para abajo, llegando a 2015 hasta hoy que seguimos sumando los peores años de la empresa, porque no tenemos un respiro y por eso nos seguimos achicando”.

Entre menos cultivos y rodeos más chicos, lejos quedaron aquellos tres mil litros conseguidos hace más de una década y con 96 vacas en ordeñe actualmente el promedio está en 1.800 litros diarios, con unos 20 por animal. “Hablando de lo económico, los últimos cuatro años no nos resultaron buenos, vendimos muchas vacas sobre todo en los últimos dos, pero nunca pude agregar animales nuevos. Todas las vacas de descarte terminaron sustentando otras cosas, los silos, las praderas, los fertilizantes”. A eso agrega Augel que “2018 fue un año climáticamente malísimo porque perdí 40 hectáreas de alfalfa, animales; y durante 2019 se terminó de complicar tranqueras adentro”.

A modo de autocrítica explica, “tuve un mal manejo de la situación, porque tuvimos que dedicarnos más a los números para ver si podíamos salir adelante y dejamos de lado la inseminación, los plazos de los tactos a dos meses, se bajó la calidad del balanceado, coincidió con la salida de una persona que hacía muchos años trabajaba en el tambo y hasta poder reemplazarlo pasaron otros cuatro trabajadores en el medio, sobrecargando al tambero”.

“El año pasado tuvo un conjunto de situaciones complicadas que me llevaron hoy a la situación en la que estoy”. De todas maneras entre septiembre y octubre pasado se intentó recuperar tiempo con trabajo de inseminación que le permiten tener a cien vacas secas preñadas y más de 30 vaquillonas también preñadas, lo que le permitirá poder trazar un cambio en el horizonte, sin embargo reconoce, “de acá a la primavera tengo algo muy importante en el medio que es el invierno”.

Augel entiende que reaccionó tarde, sin embargo podría volver a ordeñar un número que cree “más normal” entre 150 y 160 vacas, para duplicar la materia prima diaria que obtiene hoy.