Teorías e ideologías: dónde nació el "odio hacia el campo"
Según Manuel Alvarado Ledesma -economista, profesor en la maestría de Agronegocios de la Ucema y autor de libros ligados al agro- el conflicto y el “desprecio” nace por una contradicción intrínseca del país.
Si bien los incendios en varias provincias argentinas demostraron que el país se solidariza con los productores agropecuarios, existe parte de la sociedad que no siente esa empatía hacia el sector y que, incluso, considera que el campo es el culpable de buena parte de los problemas de la Argentina.
Según advierte Manuel Alvarado Ledesma -economista, profesor en la maestría de Agronegocios de la Ucema y autor de libros ligados al agro- el conflicto y el “desprecio al agro” nace por una contradicción intrínseca del país. “La Argentina no se reconoce como país agrario”, aclara. A partir de diferentes teorías e ideologías, surge la idea de que es más beneficioso dedicarse a la producción industrial en vez de a la agraria, como si se tratara de dos modelos diferentes y dicotómicos.
Alvarado Ledesma explica que a partir de la década del 30 comienza de forma gradual, una serie de políticas con un sesgo antiagrario. “Se sustentan en ideologías que inducen a determinadas políticas económicas”, indica. El primer precedente de este tipo de corrientes es John Maynard Keynes, quien en un contexto de entreguerras, promueve la intervención del Estado.
En el país se crean organismos que intervienen el comercio de granos, como la Junta Nacional de Granos fundada en 1933. “Al principio era para que los precios no aplasten a los productores, pero luego dio un giro y se convirtió en lo contrario”, clarifica el especialista y agrega: “En los años 40, empieza a ser más agresivo, sustentado en la tesis del deterioro de los términos de intercambio”. La tesis, impulsada por Raúl Prebisch y Hans Singer, propone que existe una tendencia a que los productos alimenticios pierdan valor frente a los industrializados, por lo que los países productores de materias primas se ven perjudicados y están destinados a ser periféricos. “Considero que es una conclusión errónea. La propuesta de ellos era saltar del agro a la industria. Era, obviamente, otra época y era fácil ver dos mundos distintos. Hoy entendemos claramente que es el mismo y que el agro es industria”.