Moha forrajera: las súper variedades que desafían a la incertidumbre climática
El INTA desarrolló tres cultivares mejorados y altamente adaptados, que además son los únicos fiscalizados de origen nacional.
El fenómeno de La Niña plantea un desafío para la producción de forraje del sistema ganadero del próximo verano por efecto de las limitadas condiciones hídricas.
Ante este panorama, el cultivo de moha se destaca como un recurso estratégico para estabilizar la producción forrajera debido principalmente a su excelente tolerancia ante las contingencias climáticas estivales.
La moha es un cultivo que ofrece alto potencial de producción de forraje con adecuada calidad nutricional en un corto período (55-70 días de siembra a cosecha). Además, ofrece un alto rendimiento porque no requiere habitualmente de gastos de protección ante enfermedades y plagas.
Se siembra de octubre a enero y permite incluirla en planes de rotación corto o de doble cultivo (por ejemplo, en combinación con un maíz de segunda para silaje).
En cuanto a los beneficios nutricionales para el ganado, es excelente para las dietas ricas en granos o cuando se pastorean forrajes muy tiernos y acuosos. Un factor adicional es que contribuye a estabilizar las fermentaciones ruminales.