Por qué necesitamos más biocombustibles

El sector agropecuario consume el 22 % del gasoil demandado en el país. La totalidad de este consumo podría ser reemplazado por combustibles no fósiles.

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Por qué necesitamos más biocombustibles
14deOctubrede2020a las06:52

El campo argentino, desde la ganadería hasta los arándanos, usa unos 3.800 millones de litros de gasoil por campaña. Esta cifra es el 22% de todo lo que se usa en el país y representa el 3% de las emisiones de CO2eq en el Inventario de Gases Efecto Invernadero Nacional. 

Esos datos son una clave, porque todo ese gasoil podría reemplazarse hoy por biodiesel puro, B100, y como el biodiesel argentino reduce aproximadamente un 70% de las emisiones de CO2 y un 50% del material particulado que respiramos respecto al gasoil, reemplazándolo estaríamos disminuyendo instantáneamente las emisiones del país. Así se mejoraría la salud de la gente, pero también, y muy importante hoy, bajando la huella de carbono de los productos que exportamos.

Si, ya sé que algunos interesados dicen que al usar más biocombustibles a los motores les salen arcoíris o que el aval técnico de las no sé qué... pero a la señora realidad, que no responde a los intereses, esos dichos no le importan y así el uso de B100 se ha probado técnicamente viable. Por ejemplo, en más de 1000 buses que ruedan hace más de un año usándolo sin problemas en Santa Fe, en los variados modelos de máquinas agrícolas que hace añares funcionan en los campos, de “incógnito”, con biodiesel propio, seguramente de mala calidad, y también en empresas de transporte de carga que, ante la diferencia de precios que se dieron, migraron solas a este biocombustible.

Tal es así, que FADEEAC, la federación de transportistas de cargas que nuclea el 50% del consumo del gasoil en el país, lanzó hace unas semanas una experiencia en la que uno de los combustibles de la Canasta Verde que van a probar es el B100.

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También, en el caso del bioetanol de maíz y de caña y en el biogás o biometano hay muchísimo margen técnico, ambiental y económico para aumentar su participación en la matriz energética nacional, diversificándola y descentralizándola más.

Yendo a los compromisos ambientales internacionales que pactamos y de la protección de nuestras exportaciones, a lo más local, está la estrategia que nos vamos a dar como país para evitar seguir acumulando inmigración interna en el conurbano, lo cual ya nos dimos cuenta de que es inviable económicamente pero también, y más importante, humanamente.A través del desarrollo de biorrefinerías de bioetanol, biodiesel y biogás en todo el interior del país, que aprovechen aún más toda la materia prima y los residuos que ya hoy producimos, industrializando en más bioproductos como alcohol, glicerina, bioplásticos, burlanda, etcétera. 

Con todo eso que hoy se exporta sin procesar, daríamos trabajo formal, generaríamos desarrollo en los pueblos, y de paso, aplicaríamos eso de la justicia social antes de que la gente se encuentre pobre, vulnerable y desarraigada, porque le daríamos condiciones para quedarse en su tierra.

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En este punto, el papel de los gobiernos provinciales y locales también es clave. Ellos deben presionar por una nueva ley nacional de biocombustibles, pero además deberían crear herramientas legales y de gestión para impulsar a la bioeconomía y economía circular en sus zonas, porque sancionando leyes locales que promuevan el uso de energías renovables como los biocombustibles, estarán atrayendo inversiones verdes, sumando componente local ahí mismo donde se consume la bioenergía. Tal es el caso de la Ley Santa Fe BIO que, de sancionarse, será la primera que defina una regulación diferente a la nacional en el tipo de energía a utilizar en su territorio.

Por todo lo anterior es, al menos, poco razonable el papel que se les está dando desde hace unos años a los biocombustibles desde el gobierno nacional. No se entiende que los traten sólo como un problema para el funcionario de turno, para las cuentas fiscales o para las petroleras, cuando en realidad podrían ser la clave para un interior mucho más productivo, descentralizado e independiente de los grandes poderes de siempre, mucho más soberano. Bueno, pensándolo bien, tal vez eso es justamente lo que temen.  

* Verónica Geese: exsecretaria de estado de la energía de Santa Fe, cofundadora de la liga bioenergética de provincias, asesora en energía y gobernanza