La polinización, el silencioso motor de la vida
En el discurrir de nuestros días la naturaleza trabaja silenciosa e incansablemente poniendo en marcha procesos que, por naturales y cotidianos, solemos olvidar que están allí, haciendo que nuestro mundo continúe andando. Son servicios, pero de la naturaleza y gratuitos. De modo que muchas veces no los valoramos como merecen.
El proceso de polinización, si no es el más importante, es, al menos, uno de los servicios de la naturaleza que disputa el podio entre aquellos procesos fundamentales que se encargan de sostener la vida tal como la conocemos. Podemos explicar la polinización en unas pocas palabras, tal como la aprendimos en la escuela primaria o secundaria: la polinización es el proceso de transferencia de polen de una flor a otra.
Dicho así, parecería que se trata de algo muy sencillo. Pero no, la polinización es un proceso arduamente más complejo del que nuestros libros ilustrados de biología enseñaban. Complejo no sólo porque se ha vuelto cada vez más específico sino, y sobre todo, porque el mismo es necesario y determinante en nuestra vida, mucho más de lo que hubiéramos imaginado.