Diego Golombek sobre la formación de jóvenes: "Tenemos que ver si están preparados para el campo tecnificado"
"Está claro que el mundo del campo es completamente distinto de lo que era hace un par de décadas", señala el reconocido divulgador.
Diego Golombek (56) es biólogo y docente investigador identificado desde siempre con la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), con la edición de libros y la televisión, desde su rol de conductor del programa Proyecto G en el Canal Encuentro –entre otros cientos de apariciones–, junto con el Señor de Acá y el Señor de Allá vestidos con overoles naranjas. Explica que el divulgador de la ciencia “tiene, ante todo, que mantener la capacidad de sorprenderse, apasionarse por la mirada científica del mundo y ser capaz de transmitirla con la misma pasión”.
En la entrevista con Revista RIA del INTA, el también impulsor de TEDxRíodelaPlata que reinventó a través de charlas la forma de narrar los temas desde diversas perspectivas y abordajes, asume la tarea de contar y explicar qué pasa con la percepción de la investigación científica y el rol que juegan los medios masivos a raíz de la pandemia y la COVID-19, el lugar de la ciencia a nivel social y la responsabilidad que le toca a las instituciones en la comunicación pública.
En un tramo de la entrevista, Mario Migliorati (INTA Informa) le consultó sobre la formación agrotécnica y su vínculo con el campo, a lo que Golombek respondió: "Está claro que el mundo del campo es completamente distinto de lo que era hace un par de décadas. Nosotros formamos en muchas escuelas agrotécnicas excelentes técnicos agropecuarios. Lo que tenemos que ver es si están realmente preparados para el campo tecnificado, el campo tecnológico que tenemos actualmente, así como el campo sustentable que tenemos y queremos, y asegurarnos de que nuestros técnicos, tanto secundarios como superiores, salgan con esa mirada. Y que puedan sumarse a una revolución de trabajo agropecuario en el que tienen que ser actores principales".
En este sentido, el investigador agregó: "No podemos esperar que el mundo nos pase por arriba. La agricultura de precisión no es algo que va a ocurrir, está ocurriendo. Les pasa a los ingenieros agrónomos que tal vez no se reciben con esas herramientas o que de a poco se van recibiendo. Tenemos que incidir hoy y no de acá a 10 años. Y en algunos casos crear orientaciones nuevas y en todos los casos actualizar y cambiar la mirada de las orientaciones existentes. El desafío es no perder lo bueno, no podemos perder las plantas elaboradoras de alimentos en las escuelas agropecuarias, pero tenemos que agregarles lo que ahora se necesita para producir alimentos de manera masiva y segura".
"Es un equilibro complicado porque también es necesaria la divulgación. ¿Por qué una familia envía a su hijo o hija a la técnica? Porque hay un imaginario de que es una garantía de empleo digno, que va a tener trabajo. Hay que hacer mucha comunicación de que para seguir teniendo trabajo no solamente tenes que ir hacia lo tradicional, los oficios o profesiones en los que pensamos la mayoría de nosotros, sino que tenemos que prever que son necesarias y lo van a ser otras miradas en el campo, en comunicaciones, en informática, como en otras disciplinas", concluyó.
Ver también: "Yo vengo del campo": Facundo Manes aclaró su postura sobre el sector agropecuario
Entrevista completa del INTA a Diego Golombek
¿La comunicación de la ciencia sigue atrapada en el método científico?, o ¿se fueron construyendo formas de narrar que la acercan a nuestro mundo cotidiano?
Tenemos que diferenciar comunicación, en cuanto a periodismo científico, que cuenta noticias y que tiene sus recursos, de la comunicación pública en general, en lo que se suele llamar divulgación o popularización de la ciencia que, en este caso, debería tener un poco de ambos recursos. Porque al tener la posibilidad de contar historias de la ciencia se puede contar su naturaleza y forma de proceder. Y, tal vez, el ejemplo más cabal es contemporáneo, cuando contamos aspectos científicos de la pandemia, de las vacunas y de los tratamientos, donde se trata también de narrar la forma en la cual se arriba a esto. Y ahí, en cierta medida, estamos atados –en el buen sentido– al funcionamiento del quehacer científico.
Más allá de esto, una vez que el rigor científico esté asegurado y que el investigador o la investigadora esté segura de lo que está contando, debe aprovechar al máximo los recursos que le brinda un formato de comunicación, ya sea un libro, la televisión, la radio, una revista o Internet, para entrar en el mundo comunicacional y alejarse de la ciencia. Depende de dónde se ponga el foco.
Y en esta condición necesaria de comunicar la ciencia, ¿cómo ha sido tu experiencia como investigador y comunicador?
Mi trayectoria no es de las más comunes, porque trato de combinar ambas actividades casi a la par. Y si me tuviera que definir, lo hago como investigador ya que de eso vivo, tengo un laboratorio y doy clases, pero estoy incompleto si no comunico mi ciencia y la de otros. En principio, elegí un formato bastante poco tradicional que no es periodismo científico, ni tampoco se encuadra en los formatos usuales de comunicación y divulgación de documentales o de revistas, sino que es un formato más híbrido que aprovecha más los recursos de la ficción, el humor y la animación, y que me costó al principio.
Desde un inicio advertí que había una cierta ruptura del camino marcado y aceptado para contar la ciencia. El hecho de hacer participar a investigadores, pero no en calidad de tales, sino en calidad de actores de una narración era un poco transgresora… rupturista. Pero cuando se vio que lo que estábamos haciendo todos, una generación de comunicadores, pegaba y tenía cierto efecto sobre el público y redundaba en una apropiación del conocimiento, en un interés muy marcado, la comunidad científica estuvo más de acuerdo; aun cuando fueran métodos un poco “menos santos”. Me pasó un poco eso de que la comunidad científica me dé un poco la espalda en algún momento, al decir: “¡Pará, se está exponiendo demasiado!”, “está yendo por otros caminos”, “eso ya deja de ser ciencia”. Me parece que siendo pragmático y siguiendo el resultado, que genera interés y entusiasmo, un poco se aceptó.
Se trata de una generación de investigadores e investigadoras que hicieron un proceso de búsqueda, pero ¿cuáles fueron las referencias que tuvieron para comenzar a contar la ciencia?