El país en el que ganar está mal visto
El problema es que en nuestro país el que trabaja, produce y gana tiene que pedir perdón. Por Eleonora Cole
|No ganes, está mal. No triunfes, está mal. No progreses, está mal. El mérito se vuelve a discutir en el país del no me acuerdo. Esta semana se volvió a poner en discusión la rentabilidad del campo. “Una reveladora investigación“ del economista Alfredo Zaiat, según la vicepresidenta Cristina Kirchner. “El margen bruto es el más elevado de los últimos veinte años. Se explica por precios internacionales en alza, devaluación de la moneda, costos internos en dólares atrasados y retenciones bajas. Resistencia a un gobierno que facilitó ese resultado positivo”, dice el artículo, titulado “Las fabulosas ganancias con maíz, soja y girasol en la Provincia de Buenos Aires. Investigación exclusiva. La mejor cosecha del siglo”. Sí, dice eso. Te juro.
Muchos productores y referentes del sector salieron a responderle y a explicarle que no es lo mismo un margen bruto que un margen neto. Que hay que descontar impuestos nacionales, provisionales y municipales. Que hay que tener en cuenta muchas variables para determinar la ganancia de un productor. Además del clima, los cambios en las reglas del juego, el desdoblamiento cambiario y las dificultades para importar. La Argentina, bah.
Pero todo eso ya se lo explicaron. El problema es que en nuestro país el que trabaja, produce y gana tiene que pedir perdón. Tiene que salir a dar explicaciones. Porque ganar, está mal. ¿Para que trabajamos entonces? ¿Por amor al arte? ¿Para hacer patria?