El Massi de los árboles: empezó hace 10 años con plantines en su patio y hoy es referente de especies nativas en el país

“El árbol es un aliado de la ciudad y el campo”, destaca César Massi , que dejó la informática para dedicarse a la naturaleza; lo visitan para adquirir especies únicas

El Massi de los árboles: empezó hace 10 años con plantines en su patio y hoy es referente de especies nativas en el país
30deAgostode2023a las17:29

La historia de César Massi (44) es muy particular. No es agrónomo, ni biólogo, ni paisajista. Es un ingeniero en sistemas que trabajó 10 años “ en un segundo subsuelo sin ver el sol”, hasta que un hobbie que surgió por casualidad (y curiosidad),  terminó siendo su gran pasión en la vida. 

Se mudó de Bigand, su pueblo natal, a Rosario para estudiar y dedicarse a la informática.  Hace unos años, un hecho lo marcó: “Estaba muy encerrado en mi departamento y quise buscar algo que me hiciera salir. Adopté un perro bretón y empecé a caminar mucho por los parques de la ciudad. Hay cosas muy interesantes para ver cuando uno abre los ojos. En mi caso estaba abajo de un timbó, miré a un costado y vi el fruto, oreja de negro, de los más característicos del árbol nativo, como un sonajero. Me llevé uno a mi casa y empecé a plantar”, contó en entrevista con Agrofy News.

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Especies nativas: del patio el vivero

Empezó a hacer plantines de especies nativas, “solo por hacerlos”, en su departamento en un patio de dos por dos: “Hice de pezuña de vaca, espinillo, tipa. Al principio de diez semillas me nacía una. Traté de usar la curiosidad que tenía de mirar lo que pasa en la naturaleza para aprender cómo hacerlas crecer. Cuando vi que tenía todo lleno de plantines los empecé a publicar online. Luego me mudé a otro departamento más en el centro. La gente se paraba con el auto en la plaza de enfrente y yo le vendía árboles en la calle”.

Una de sus fuentes de aprendizaje e intercambio es un grupo de Facebook que se llama Plantas Nativas de Argentina: “La mayoría de los que hoy trabajamos en esto salimos de ahí. Es un semillero gigante naturalista y de entusiastas. Al principio éramos 5 mil personas, hoy ese grupo tiene más de 80 mil personas. Hay mucha gente que trabaja de esto que no viene del palo académico. La mayoría somos gente común que nos dedicamos de un modo muy conectado con lo personal”. 

“Aprendí solo, de observar, no leí libros. No se puede aprender de la naturaleza en los libros. Tiene un componente sensorial que no hay forma de poner en textos. Estás leyendo la experiencia de otro que puede no ser la correcta. Yo miro la planta y pienso cómo se dispersa, se la lleva el viento, la semilla vuela, se la come algún animal, cuándo sale el fruto, cuándo nace, cuándo cae la semilla al piso”, contó. 

Luego de un tiempo, César pasó de la etapa de aprender a la de difundir y las redes fueron un lugar clave: “Primero empecé a etiquetar en Twitter a encargados de Arbolado municipal de Rosario advirtiéndole de cosas que veía ´en este parque faltan cestos, está sucio, etc´ o “en el parque Independencia hay un Guatambú amarillo, un árbol rarísimo y tenemos dos ejemplares acá, pónganle un cartelito”

Un día lo llamaron de la Municipalidad de Rosario y le ofrecieron un trabajo: “Me contaron que estaban armando un vivero en el Bosque de los Constituyentes, estaban limpiando el terreno, haciendo un invernadero nuevo y me invitaron a sumarme. Yo seguía haciendo trabajos de informática por mi cuenta y en los días que podía empecé a ir. En ese momento el vivero eran cuatro caños y una media sombra. Me llevé todas las semillas que tenía en casa. Hacíamos el compost nosotros y fue prosperando hasta que terminó en un gran invernadero. Decidí arrancar full con eso, colgué el teclado y nunca más toqué una computadora”, contó.

César contó que hasta ese momento “mangueaba” semillas para trabajar, entonces decidió empezar a recorrer los bosques de la provincia: “En 2017 empecé a trabajar con la Facultad de Agronomía de la UNR y fuimos a hacer un inventario en el Quebrachal, el bosque del Chaco santafesino donde predomina el quebracho colorado, un árbol con mucha impronta. Quedé absorbido ahí dentro. Ya había entrado en el juego de identificar plantas, la parte más botánica. Las dos primeras veces que fui me vine con malas experiencias porque me encontré con el desmonte”.