Maiz: claves de manejo y datos reveladores para apuntar a las 12 toneladas por hectárea
La lectura del ambiente, la carta que define la siembra; Nidera Semillas reunió a un importante número de productores y técnicos para analizar cuáles son las decisiones de manejo más adecuadas
“Tenemos que caracterizar los lotes, entender los modelos de respuesta a la densidad y fertilización de cada híbrido y hacer un manejo adecuado de la genética y las tecnologías de procesos. Tenemos la información y las herramientas validadas a campo”, dijeron Ricardo Ollúa, Javier Latorre y Santiago Ferro, de Nidera Semillas, en las jornadas organizadas por la marca en San Antonio de Areco y Tres Arroyos.
Experiencia Nidera: maíz
El clima y la disponibilidad hídrica son los temas que atraviesan todos los encuentros por estos días. Y las jornadas no fueron la excepción. Lo que sí lo fue, es el aporte que Experiencia Nidera le hace a los productores a la hora de disminuir el grado de incertidumbre.
María Elena Otegui, de INTA Pergamino, fue la ecofisióloga que participó de la jornada en Areco. En su opinión, lo peor no es que tenemos niñas a repetición, sino que son de más largo plazo. “Las niñas tienen efectos más acentuados y los niños son un poco timoratos. No esperemos que las lluvias sean muy importantes”, vaticinó. ¿Y cuál es el impacto? La especialista apuntó que las niñas han representado pérdidas de entre un 6% y 7% y los niños una mejora del rendimiento del 10% o más. Entonces, con pronóstico favorable, ¿cuál debería ser el manejo? En maíz, la estrategia está en aumentar la producción de biomasa. Para esto, Otegui destacó la importancia de ajustar la densidad de plantas de acuerdo con la elección del híbrido, las condiciones del ambiente y las fechas de siembra.
“Si se hacen siembras tempranas hay que cuidar las profundidades de siembra y las restricciones asociadas a heladas tardías”, acotó. “En siembras tempranas, si los cultivos arrancan con el perfil cargado –que no es lo que pasa ahora– normalmente llegan bien a floración de agua. Pero si hay deficiencias, éstas penalizan el rendimiento”, agregó.
Yesica Chazarreta, también de INTA Pergamino, sumó otro aspecto a considerar: el secado de los granos. Mientras que para las fechas tempranas de siembra esto no representa un problema, sí lo es en siembras tardías porque luego los cultivos pasan mucho tiempo en el campo perdiendo agua. La especialista compartió datos reveladores: para siembras de octubre se necesitan dos días para bajar un punto de humedad. En noviembre, tres. En diciembre y enero, 4 o 5 días por cada punto. En estos casos se terminan necesitando de 90 a 100 días aproximadamente para bajar la humedad una vez alcanzada la madurez fisiológica.