La fórmula de la pareja que pasó de tener un corralón de insumos a ser líderes en cultivos y hasta exportadores de specialities: procesan casi 20 mil toneladas de semillas al año
"Él era un gran vendedor que tenía un profundo respeto por sus clientes", cuenta la nueva generación de una empresa bisagra de Córdoba
En el año 1964, Don Oscar Pemán y su esposa Angelina Picat, fundaron en la localidad cordobesa de Jesús María, una empresa bisagra, que pasó de ser un simple corralón que comercializaba insumos para los productores ganaderos del centro-norte de Córdoba, a transformase en pocos años en una de las empresas más innovadoras en el negocio de forrajeras y specialities de la región.
Este año, la firma Pemán Semillas cumple 60 años y continúa manteniendo su legado de responsabilidad y compromiso con los productores agropecuarios, afianzando el liderazgo que forjó la segunda y tercera generación en investigación y desarrollo, genética y tecnología de semillas, pero por sobre todo, ampliando el servicio cara a cara con sus clientes.
“Con más de seis décadas junto al campo, nos seguimos viendo con perspectivas de crecimiento, propiciando un compromiso irrenunciable con las áreas de investigación y desarrollo de la empresa, las que están integradas por un personal humano valiosísimo”, explicó Oscar Pemán, hijo de los fundadores de esta firma familiar, que hoy tiene su casa central en Sinsacate, Córdoba, pero que cuenta con 6 centros logísticos y una red de más de 100 distribuidores en todo el país.
Según el presidente de Pemán Semillas, el compromiso, profesionalismo y pasión son valores que conforman los pilares de la empresa. “Siempre nos distinguió del resto nuestra relación con los productores. Si bien la calidad de nuestros productos hace la diferencia, entendemos que los clientes eligen a Pemán por la cercanía que le ofrecemos, desde el asesoramiento hasta las posibilidades comerciales”, relató.
El entrevistado, se mostró emocionado al recordar el sacrificio y esfuerzo de su familia para convertirse en líderes del negocio de semillas forrajeras, cultivos de servicio, sorgo y maíz, en una amplia zona productiva. “Mi padre era más comerciante que técnico. Él era un gran vendedor que tenía un profundo respeto por sus clientes. Luego, junto con mi hermana Rosalba, le agregamos a la empresa una impronta más técnica, puesto que ambos nos recibimos de ingenieros agrónomos, aportando de esta manera más conocimiento y asesoramiento sobre nuestros productos”, describió Pemán.