La apasionante historia del "embajador de las cosechadoras", que a los 58 años decidió terminar el secundario, repasa las anécdotas que marcaron su vida y comparte su sueño
Para uno de los libros que escribió, entrevistó a 30 fabricantes argentinos de cosechadoras: "En algunos casos eran historias desgarradoras"
No existe forma de hablar de la vida de José María Barrale sin hablar del campo y de la historia de la maquinaria agrícola en Argentina. Un hombre que impulsado meramente por seguir aquello que lo apasionaba terminó generando, entre su colección y sus obras, un material y un archivo invaluable a la hora de revisar el pasado, presente y futuro de la tecnología del agro y de la industria nacional.
Y pensar que todo comenzó con una “travesura” que cometió siendo pequeño en su Colonia Castelar natal, cuando a espaldas de sus padres le escribió a la empresa Araus interesado en comprar una cosechadora con apenas quince años.
De aquel día a hoy, con 58 años, Barrale ya tiene tres libros escritos dedicados a la historia de la maquinaria agrícola, escribió en conjunto con publicaciones europeas, restauró decenas de cosechadoras, se dedicó a la venta por más de dos décadas y posee una de las colecciones de folletos del rubro más grandes del mundo, con el sueño latente de poder plasmar todo en un museo.
Aquello que comenzó como un juego lo llevaría con el tiempo a convertirse en una referencia y fuente de consulta a la hora de investigar sobre la evolución del desarrollo de aquella gran industria, o como también lo apodaron, en "el embajador de las cosechadoras".
Folletos: un viaje por la historia argentina
Lo que para algunos puede parecer una simple pila de papeles, o una vieja máquina en desuso, para otros puede significar una verdadera joya de inmenso valor. Dos de las múltiples facetas en las cuales Barrale expresa su pasión por la maquinaria agrícola son el coleccionismo y la restauración, actividades que no solo representan un hobby personal para él, sino que también tienen un fuerte peso en general a la hora de hablar de la investigación histórica de esta industria y su preservación.
En su colección de más de 14.000 folletos de máquinas agrícolas, una de las más grandes que se han visto, se encuentra presente toda la historia del desarrollo tecnológico de las cosechadoras en Argentina y en el mundo, junto con el recorrido y la huella de todas aquellas empresas que formaron parte de ese largo camino transitado desde los inicios hasta el presente productivo nacional.
En diálogo con Agrofy News, José María Barrale contó que el disparador de toda esta historia se ubica en la Fiesta Nacional de la Cosechadora de 1972, en la localidad santafesina de San Vicente, a la que fue con su tío: “Yo creo que ahí fue el despertar de todo. Allí conocí mi pasión”.
Con ocho años, Barrale recuerda, por un lado, haberse quedado “enamorado” al ver tres modelos a escala de cosechadoras (que mucho tiempo después se las volvió a encontrar), entre ellos una Rotania N8, pero fundamentalmente rememora que fue allí cuando pidió su primer catálogo.
“Ahí en San Vicente había cuatro fábricas: Senor, Bernardín, Boffeli y Flamini. Y recorriendo se me dio por pedir un folleto en Senor, y me dieron uno de la cosechadora B3. Imaginate, un modelo que se fabricó del 43’ hasta el 70’, creo que el que más se vendió en Argentina, y todavía lo conservo acá. Si vos me preguntás cuál es el más importante que tengo, es este, porque fue el primero que acopié en mi vida”, relató. Aquel día, también juntó folletos del tractor Fiat 780 y otro de Bernardín, pero lo más valioso que se llevó a casa fue el comienzo de una historia que definiría el resto de su vida.
De Colonia Castelar a Francia
De aquel inicio, en esas épocas en donde cada día tenía que realizar siete kilómetros a caballo para ir a la escuela (que terminó dejando cuando comenzó a subirse a las cosechadoras), fue que se acordó cuando las vueltas de la vida lo depositaron en Francia, en el prestigioso Musée de la Machine Agricoleet de la Ruralité de Saint Loup, para presentar su segundo libro, “Reyes del Surco”.
De aquella experiencia, por un lado, surgiría su amistad con el escritor alemán Albert Kunhstetter, quien lo invitó a participar del libro "Combines around the world" contando la industria nacional de la maquinaria agrícola.
Pero también, de dicha visita a Francia nacería su relación con Jean-Michel de Peso, director del museo de Saint Loup, y otra de las grandes historias que lo definen como persona, priorizando el valor histórico de las cosas al material.
Los encargados del museo francés se encontraban intensamente en la búsqueda de una espigadora tirada por caballos, utilizada para la cosecha a fines del siglo XIX y principios del XX, sin poder encontrar modelo alguno en Europa ni en África. Cuando le consultaron a él, Barrale no solo sabía dónde podían conseguir una en América, sino que él mismo tenía una espigadora Champion americana de 1903, e incluso su catálogo original. Los franceses, sorprendidos, ofrecieron instantáneamente comprársela, pero él se negó y, en cambio, se las donó.
“La espigadora hoy es la vedette de Europa, es la única que hay, y a modo de reconocimiento me hicieron subir a la espigadora en funcionamiento en 2022, ante miles de personas de todo el mundo (en el festival Retromoisson)”, contó con gran emoción a Agrofy News.