La estancia de US$ 14 millones que envuelve un caso emblemático en Santa Fe, con una familia desalojada y más de mil animales embargados
La Justicia de Santa Fe ordenó el desalojo de la estancia El Carmen, que perteneció a Carlos Saavedra Lamas y fue legada a fundaciones ecologistas; la propiedad estaba ocupada por una familia que vivió y trabajó allí durante más de tres décadas, y que reclama derechos posesorios

Después de más de diez años de conflicto judicial, el Poder Judicial de Santa Fe resolvió el desalojo del campo El Carmen, una estancia de 2600 hectáreas situada en el departamento Las Colonias. El predio, que había sido legado por Carlos Roque Saavedra Sáenz —hijo del Premio Nobel de la Paz Carlos Saavedra Lamas— a la Fundación Vida Silvestre y la Fundación Félix de Azara, estaba ocupado desde 2013 por Hugo Aníbal Gómez, su esposa Claudia Olmos y su familia.
Caso estancia El Carmén
El fallo del juez penal Sergio Carraro dispuso el cese del “estado antijurídico” e imputó a los ocupantes por delitos como usurpación, estafa, defraudación, abigeato y estafa procesal. También se trabaron embargos sobre el ganado y bienes muebles hallados en el lugar. Ninguno de los imputados quedó detenido, pero se les impuso la obligación de fijar domicilio, presentarse periódicamente ante las autoridades y no salir del país.
Según la acusación, los ocupantes arrendaron partes del campo a terceros y habrían dispuesto ilegalmente de unas 1400 cabezas de ganado Aberdeen Angus. La Fundación Vida Silvestre presentó documentos que acreditan que Gómez fue empleado del dueño anterior, incluyendo recibos de sueldo firmados por él mismo, y denunció que se impidió la venta del campo en varias oportunidades.
Gómez, por su parte, sostiene otra versión. En un video publicado en YouTube en el canal “Causa Estancia El Carmen”, relató que llegó a la estancia a los 22 años, cuando el campo estaba en estado de abandono, y que durante más de tres décadas vivió y trabajó allí junto a su familia. Asegura que hizo mejoras, mantuvo el ganado, arregló alambrados y molinos, y que nunca dejó el lugar. “Vivía para el trabajo. Nunca tuve vacaciones, no tenía mutual, no tenía seguro”, dice.