El sueño de un taller metalúrgico que se hizo realidad después de 80 años y conquistar el mercado de molinos de viento
La compañía cordobesa Baudo es referente a nivel nacional; expandió sus fronteras y ofrece agropartes, repuestos y artículos rurales pensados junto a productores

Durante gran parte del siglo XX, la imagen de un molino de viento en el horizonte rural argentino fue sinónimo de progreso. Allí donde el acceso a la energía resultaba limitado, un molino era la herramienta que permitía hacer funcionar un campo: extraer agua, abastecer haciendas y sostener las actividades diarias de miles de productores. En ese contexto, aparece un nombre que atravesó generaciones: el de los Baudo.
Se trata de una empresa familiar cordobesa que, con trabajo constante y una dedicación artesanal convertida en industria, logró consolidarse como uno de los fabricantes más reconocidos del país.
A 80 años de su nacimiento, la compañía se encuentra en un punto clave de su evolución. Lo que comenzó como un pequeño taller metalúrgico se transformó en una estructura moderna, capaz de combinar tradición, tecnología y un conocimiento profundo del campo argentino.
Hoy, Baudo no solo produce molinos de viento, sino que amplió su propuesta con un catálogo integral de agropartes, repuestos y artículos rurales diseñados en conjunto con los propios productores. Esta expansión, impulsada por la demanda del sector y por un crecimiento sostenido, representa la materialización de un objetivo que la firma persigue desde sus inicios: llegar a cada establecimiento del país con soluciones duraderas y confiables.

El lema que acompaña este nuevo capítulo—“Uno en cada campo”—no es una frase aspiracional, sino el resumen de una trayectoria. Baudo se consolidó gracias a una red de clientes que no solo eligieron sus productos, sino que se convirtieron en aliados fundamentales para comprender el ritmo del trabajo rural y las exigencias que plantea cada zona.
