Malestar en el Fondo por dichos de Lavagna
El camino hacia el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) parece corto, pero no del todo libre de obstáculos. A las disidencias, a esta altura ya menores, entre el staff del organismo y el Gobierno, se agrega ahora el malestar que causó en la conducción del Fondo la presión pública que ejerció en la última semana el ministro de Economía, Roberto Lavagna.
En Washington tomaron nota de la actitud del Palacio de Hacienda al anunciar que rechazaría "imposiciones" tales como el incremento desmesurado en las tarifas públicas y los ajustes para lograr un mayor superávit fiscal durante 2003.
Fuentes bien informadas de Washington dijeron ayer a LA NACION que, con esta actitud, Lavagna intenta sacar provecho de la presión que ahora tiene la conducción del FMI para sellar el acuerdo dado el cambio de actitud respecto de la Argentina que se percibió en las últimas semanas en la administración Bush. "Esto de ubicarnos como los malos de la película es viejo y no contribuye en nada para crear el mejor clima en la negociación", aseguraron fuentes del organismo multilateral de crédito en Washington.
Según pudo establecer LA NACION, la conducción del FMI mantiene en pie su intención de cerrar el acuerdo antes del 9 de noviembre, pero en el organismo se reconoció que el proceso hacia la firma definitiva del acuerdo no es "todo lo dinámico" que se necesitaría para cumplir con esos plazos. De allí que ahora en Washington se especula con que podría demorar más de lo previsto.
La discusión sobre fórmulas de ajuste en las tarifas de los servicios públicos privatizados es la que más complica el tramo final de la negociación por la postura de Europa. Si bien los gobiernos quieren avanzar con el apoyo tienen presión de las empresas -en la mayoría de los casos, estatales- para que haya una recomposición tarifaria. Por eso el apoyo europeo se debilita.
Los Boden, con problemas
En tanto, Lavagana recibió ayer el reclamo del presidente Eduardo Duhalde para que se apliquen mecanismos que faciliten el uso de los Bonos Optativos del Estado Nacional (Boden) 2012 para la compra de vehículos.
Por pedido del jefe del Estado, Lavagna presentó un informe sobre los inconvenientes surgidos en la instrumentación de este mecanismo que permitirá a los ahorristas comprar 0 km con estos bonos.
Del encuentro, que se extendió por una hora y media, participaron el vicejefe de Gabinete, Eduardo Amadeo; el titular del Banco Provincia, Ricardo Gutiérrez, y el vicepresidente del BCRA, José Levy.
La operatoria está trabada por la resistencia que algunas importantes entidades mantienen a aceptar una de las exigencias que fija el decreto 905 -que dio origen tanto a los Boden como al pago de vehículos con estos instrumentos- que es la de renunciar a sus reclamos contra el Estado por la pesificación asimétrica.
Y porque los bancos no habían logrado consensuar con el BCRA la manera de constituir las garantías para hacerse de los bonos y transferírselos a los ahorristas que fueron al canje. Estas diferencias se habrían zanjado ayer, por lo que el mecanismo finalmente podría ponerse en marcha en 48 horas.