Benditas espigas
En los pueblos ya se evidencian signos de reactivación
Pronto los campos volverán a teñirse de dorado. Las espigas, tan vinculadas con el trabajo, volverán a llenarse de granos, y con ellas, la esperanza de una buena cosecha reconfortará a los hombres y a las mujeres de campo que, pese al difícil momento que vivió la Argentina a partir de diciembre último, optaron por la tierra y por el trigo.
Hoy esa decisión del productor está siendo claramente recompensada. El precio del cereal es el más alto desde la campaña 1996/1997, a partir de la caída de la producción en los principales países proveedores del grano fino. En los puertos de Necochea y Bahía Blanca -terminales desde las que se despacha el mayor volumen de trigo- el valor del cereal nuevo oscila entre los US$ 123 y los US$ 126 por tonelada, mientras que hace un año fluctuaba entre los US$ 100 y los US$ 106.
"El stock final de trigo en el mundo está en el nivel más bajo de los últimos 30 años, por lo que el productor tendrá buenos precios para su grano durante casi todo el ciclo agrícola", enfatizó Ricardo Baccarín, de la firma corredora Panagrícola SA.
En tal sentido, Marcos Rodrigué explicó que en su establecimiento, al momento de hacer el plan de siembra, creían "que con las retenciones el trigo difícilmente llegaría a los US$ 90. Hoy estamos gratamente sorprendidos por los niveles de precios que alcanzó el cereal". Este productor, que sembró 3500 hectáreas con trigo (2000 en la zona de Inriville, Córdoba, y otras 1500 entre el Chaco y Santiago del Estero), dijo a LA NACION que ya concretó ventas forward (por adelantado) por el 50% de su producción a un valor promedio de US$ 112, por encima de los US$ 105 obtenidos el año anterior.
Esta realidad de mejores cotizaciones ya puede palparse en las zonas trigueras del país, donde lentamente comienzan a evidenciarse signos de reactivación. Según señalaron a LA NACION los intendentes de Tres Arroyos, Venado Tuerto, Pigüé y Rafaela el campo le está inyectando al resto de las actividades (comercio, metalúrgica, construcción, etcétera) la energía capaz de ponerlas nuevamente en marcha (como se amplía por separado).
"La gente del pueblo está esperando la cosecha, tenga o no tenga campo", exclamó la productora Berta Fernández de Llopis Gomis poniendo así de manifiesto la expectativa general que hay depositada en la campaña triguera. Berta, que sembró unas 500 hectáreas con el grano fino en el partido de Tres Arroyos se alegra al reconocer que sus cultivos están evolucionando muy bien, aunque prefiere ser cautelosa, ya que aún recuerda la helada tardía que llegó un diciembre y complicó una cosecha que se avizoraba como muy provechosa.
En caída libre
La crisis por la que atraviesa la producción de trigo mundial y que, paradójicamente, hoy beneficia a la Argentina tuvo su origen lejos de estas pampas. Si se comparan las campañas 2001/2002 con la 2002/2003, los Estados Unidos, principal potencia agrícola, cosechará cerca de 9 millones de toneladas menos; la producción de Canadá decrecerá 5 mill./t y Australia tendrá uno de los peores resultados de su historia, al pasar de 24 mill./t a sólo 13 millones. El común denominador entre estos tres países fue la sequía, que dejó a su paso sólo pérdidas para tres de los países más ricos del planeta.
El caso de Australia quizá sea el que más significado tiene para la Argentina debido a que su producción se vuelca al mercado mundial casi en el mismo momento que la Argentina. El saldo exportable del país de Oceanía cayó de los 16,50 mill./t de la campaña anterior a los 8 mill./t, según el último informe mensual del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés).
"Este es un año muy particular para el mercado de trigo porque existen problemas no sólo de cantidad, sino también de calidad debido a que los único