Fuerte caída de la siembra de algodón

13deFebrerode2003a las08:20

Mientras el área sembrada con soja crece a paso redoblado, otros cultivos argentinos como el algodón, de larga inserción cultural en el norte del país, caen en picada.

Un estudio realizado por la empresa productora, acopiadora, desmotadora, corredora y exportadora Almiroty e hijos sostiene que este año la superficie implantada con este producto textil será de apenas 60.000 hectáreas contra las 173.110 de la campaña anterior.

De cumplirse con este pronóstico, el país tendría la menor extensión cultivada desde 1925.

"Podemos decir sin temor a equivocarnos: algodón, muerte anunciada; esto era previsible, pero no hicimos nada para evitar esta debacle, con la cual pasaremos de ser fuertes exportadores a importadores", consideró el presidente de la firma, Carlos Almiroty.

Sin embargo, las aguas están divididas respecto de las estimaciones de área sembrada.

La Cámara Algodonera Argentina (CAA) considera que el área no será menor a las 150.000 hectáreas, según los números de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (Sagpya). A su vez, la Federación Argentina de Industrias Textiles (FAIT) descartó la proyección de la firma Almiroty y expresó que en su cálculos hay 240.000 hectáreas implantadas, aunque estimó que ese número representa la mitad de lo normal en el país.

En medio de este "desencuentro algodonero", el presidente de CAA, Jorge Vartparonian, admitió que "las cifras oficiales nunca son reales, sino sólo aproximadas" y agregó: "El peligro está latente y el Gobierno debería tomar cartas en el asunto porque está en juego una gran cantidad de mano de obra".

Industria afectada

El supuesto descenso en la producción coincide precisamente con la insinuante recuperación de la industria textil, favorecida por la devaluación. Esto, según Almiroty, anticipa la incapacidad de abastecer la demanda y en consecuencia la necesidad de importar fibras. Los cálculos de la firma Almiroty auguran que el país dejaría de vender al exterior por unos 300 millones de dólares y como contrapartida requerirá comprar fibra por 100 millones de dólares. "Habrá que buscar algún incentivo impositivo para reanimar al menos la intención de siembra futura, ya que los costos no resisten análisis frente al girasol y la soja", sostiene el empresario.

El titular de la FAIT, Alejandro Sampayo, expresó que este año la industria textil deberá importar unas 35.000 toneladas de fibra, porque la cosecha argentina alcanzará las 80.000 toneladas.

"La competitividad y la pequeña reactivación de las empresas textiles estará fuertemente afectada; ahora vamos a tener que gastar las divisas importando, porque a estas alturas lo que no se sembró no se cosecha", dijo Sampayo, ante la imposibilidad de contar con un abastecimiento local.

Aquel lugar común con el que se denominaba a la Argentina como el país del trigo dejo de tener actualidad. El país sojero, sería más preciso ahora, pues es el mayor cultivo con una cosecha proyectada en 34 millones de toneladas. De modo que los productores deben decidir entre destinar su superficie al algodón, con baja rentabilidad y altos costos, o a la soja genéticamente modificada, que sólo precisa la aplicación de un herbicida y con precios a favor.

"La soja no retiene a la gente en el campo sino que la expulsa; estoy en contra del desequilibrio no de un cultivo en particular", dijo Almiroty.

Como consecuencia de la escasa oferta, el precio del algodón pasó de los 80 centavos a 1,30 dólar el kilo, según la firma Almiroty. "El precio está en suba y lo que se importe será cada vez más caro en dólares ya que los valores internacionales permanecen firmes", advirtió el empresario.


De la Redacción de LA NACION