Terminó el Recreo

La renuncia del candidato Carlos Menem a participar de la segunda vuelta significa que desde este miércoles el presidente electo es Néstor Kirchner.

19deMayode2003a las18:13
Por Pablo Guido

La renuncia del candidato Carlos Menem a participar de la segunda vuelta significa que desde este miércoles el presidente electo es Néstor Kirchner. Más allá de que el traspaso formal del gobierno se realice el 25 de mayo, está claro que el candidato electo ya comenzó a ejercer sus funciones como presidente. O por lo menos así debería interpretarlo Kirchner y actuar en consecuencia. Se acabo el tiempo del discurso de campaña y de las propuestas difusas. Se acabó el "recreo" que se tomó el gobierno de Duhalde (en verdad, este intervalo se viene dando desde la segunda presidencia de Menem allá por 1995).

¿Cuáles serán los principales objetivos que el nuevo presidente deberá fijar en la agenda de gobierno? Sintéticamente: lograr que el país continúe con el proceso actual de recuperación económica y además vaya dando señales contundentes para que dicho proceso se convierta en crecimiento sostenido. Porque todos los problemas que Argentina tiene están relacionados directamente con la falta de crecimiento desde 1998 hasta ahora: han sido 5 años o 60 meses que el país ha dado como ventaja. Período en el cual la recesión (1998-2001), posterior depresión económica (casi todo el 2002) y la aún frágil reactivación (fines de 2002 y principios de 2003) han llevado a los habitantes del país a ver disminuido el ingreso per cápita a niveles de U$S 2500/2800 anuales aproximadamente. El reflejo de todo esto es el incremento exponencial de la pobreza e indigencia, la quiebra del sistema financiero, la cesación de pagos del sector público a los inversores privados (extranjeros pero también nacionales), la cesación de pagos del sector privado a sus respectivos acreedores (extranjeros y también locales), el colapso de las prestaciones básicas del Estado (seguridad, justicia, educación y salud), el desplome de las importaciones del país (con la consecuente disminución de compras de bienes de consumo, insumos y bienes de capital al exterior), la casi desaparición del ingreso de inversiones extranjeras (directas y financieras, ambas son necesarias) en el país, y la desconfianza y el descrédito (hasta la "bronca") que los ciudadanos de países exitosos y serios tienen respecto de la Argentina. Por eso decíamos al comienzo, que todos los "cañones" de la nueva administración deben apuntarse no solamente a no "abortar" el proceso de recuperación económica, sino fundamentalmente a lograr que el país tenga un crecimiento sostenido que significa lograr incrementos anuales de 6/7 % del PIB. Si esto se lograra, el producto por habitante se duplicaría en 12/15 años aproximadamente.

Para lograr esa performance el país tiene que volverse sumamente atractivo para los inversores, locales y foráneos. No existe crecimiento sostenido de la economía sin el impulso de las inversiones. Y las inversiones, acá y en la China, lo que buscan son rentabilidad y seguridad jurídica. Es decir, quieren ganar dinero y además saber que las reglas de juego no serán cambiadas en el "medio del río". Esto es un axioma, no tratemos de "inventar la pólvora". Cualquier otra causalidad que se le quiera encontrar a un proceso de crecimiento económico sostenido, está más cercana de Disneylandia y de La isla de la Fantasía que de la realidad. El mundo funciona así, desde la época de los sumerios hasta nuestros días. Entonces, ¿cuáles son las condiciones que la Argentina debe ofrecer para que parte de las inversiones que andan buscando un sitio donde aterrizar elijan a nuestro país y no a los 200 países restantes del mundo (en rigor de verdad no es tanta la "competencia", porque "todavía" corremos con ventaja respecto de Afganistán, Kenya o Cuba)?. El país debe ofrecer un conjunto de instituciones que den las señales necesarias para que tenga ahor