Sojazo en Buenos Aires
Unos mil asistentes están reunidos en el congreso Mundo Soja. El eje temático es la sustentabilidad del cultivo, a través de las últimas tecnologías de proceso y de insumos. Se insiste en el concepto de rotación
La convocatoria fue completa. Hubo unos mil asistentes, mayoritariamente empresarios agropecuarios (productores) y técnicos, que corresponden a la categoría comúnmente llamada “de punta”.
El congreso fue convocado por las dos organizaciones líderes en lo que hace a tecnología, que son la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa y la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola, y organizado por la consultora de servicios y marketing SEMA.
Porque la reunión que comenzó ayer y termina hoy es eso: una actualización tecnológica sobre el cultivo de la soja, en sus dos variantes. En el interior del salón mandan las tecnologías “de proceso”, es decir el know how o el conocimiento del manejo que permita sacarle más jugo al cultivo, y afuera, en los stands, están las tecnologías “de insumos”. Y el hilo conductor es el concepto de sustentabilidad. Ahora bien, ¿qué es hacer una soja sustentable?
Sustentabilidad con tecnología
El crecimiento del área sojera no es casual. Si bien el margen bruto puede ser igual con un maíz de alto rendimiento, la diferencia está en el menor costo de la soja. Grosso modo, se puede hablar de unos 200 dólares por hectárea para el maíz y unos 90 a 100 para la oleaginosa.
En líneas generales, la tecnología utilizada en la soja es escasa. De hecho, la fertilización con fósforo no es una práctica extendida, a pesar de que una soja que rinde 3.000 kg/ha se lleva 96 kg del nutriente del suelo.
Producir indefinidamente sin reponer los nutrientes que se extraen, no es sustentable. El costo lo terminarán pagando los nietos de los actuales productores, cuando el suelo ya no tenga más nutrientes que ofrecer.
Juan Tamini, gerente de Marketing de Bunge Fertilizantes, comentaba que en Brasil, donde los suelos son esqueléticos, los productores le echan a la soja 300 kg/ha de fertilizantes. Llevado a la práctica para nuestra situación, si un productor se propusiera un rinde objetivo de 3.000 kg/ha, reponer los 96 kg de fósforo que se lleva la cosecha le requeriría aplicar un poco más de 200 de superfosfato triple, con un costo que rondaría los 50 u$s/ha.
El otro punto es la rotación. Santiago Lorenzatti, coordinador técnico de Aapresid, comentaba a Infochacra, que para el congreso anual de la institución se van a reemplazar los paneles de cultivos por los de rotaciones. En esto se va a insistir mucho de parte de los técnicos, que también es eje en Mundo Soja.
“Incluso vamos a hablar de cultivos de cobertura”, dijo Lorenzatti, “que es una idea que están desarrollando los americanos y que estamos probando en la Argentina”, dijo el técnico. En su campo, este productor está sembrando avena para cubrir el espacio de tiempo entre la cosecha del maíz y la siembra de la soja. El objetivo es generar materia orgánica y continuar la mejora de la estructura del suelo por acción de los sistemas radiculares vivos. Lo próximo es incorporar una leguminosa a la cobertura, como la vicia, que además aportaría nitrógeno al suelo. En ambos casos se trata de cultivos de muy bajo costo -prácticamente se limita a las labores- cuyos resultados se ven en la cosecha del cultivo posterior.
Con más de 12 millones de hectáreas sembradas con soja este último año, el cultivo también se convierte en una oportunidad de negocios para las compañías de agroquímicos. UAP, una distribuidora americana del grupo C