Maquinaria agrícola: demoras de seis meses por la fuerte demanda

Como los chacareros venden sus granos en dólares, su poder adquisitivo creció tras la devaluación. Los fabricantes locales trabajan al 90% de su capacidad. Y emplean a más gente.

23deJuliode2003a las08:21
Matías Longoni. DE LA REDACCION DE CLARIN.

Las fábricas de maquinaria agrícola son la "niña mimada" de la recuperación industrial que vive el país. Debido al buen momento que atraviesa el campo, ese sector no da abasto para cubrir la demanda de los chacareros. Por eso, y a pesar de que las empresas que quedaron en pie tras la fuerte crisis trabajan al 90% de su capacidad instalada, hay demoras de hasta seis meses para la entrega de nuevos tractores, sembradoras y cosechadoras.

No es poca la plata que los productores agropecuarios destinarán este año a nuevo equipamiento. Según la Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA) serán 1.300 millones de pesos en equipos de origen nacional, más otros 400 o 500 millones en maquinaria importada. Para las firmas locales, significará un crecimiento del 30% respecto del año pasado.

De todos modos es una cifra engañosa, porque 2002 fue el peor año en ventas de toda la historia y con el repunte actual recién se están recuperando los niveles de actividad de hace dos años. En dólares, los fabricantes locales venderán este año por unos 460 millones, lejos todavía de los 700 millones que en promedio gastaba el campo en "fierros" durante los noventa.

El sector, sin embargo, se siente en el paraíso. "La fabricación nacional no da abasto, no llega a cubrir la demanda. Y más de la mitad de las fábricas está ampliando sus instalaciones y comprando equipamiento. Y todo a pulmón, sin una gota de crédito", relató Manuel Dorrego, gerente de CAFMA. En cuestiones de trabajo, la mano de obra ocupada creció de 20 a 30% en tan solo un año. Se calcula que trabajan en el sector —incluyendo ventas y servicios— unas 45.000 personas.

Sucede que la devaluación inauguró un escenario mucho más favorable para esta actividad fabril, formada por unas 360 firmas que en su mayoría son pymes diseminadas en Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba. Con el nuevo signo cambiario, básicamente, las locales recuperaron la posibilidad de hacerles frente a las multinacionales de la maquinaria agrícola.

En los últimos meses reabrieron dos grandes fábricas que no habían podido aguantar esa competencia. La ex Zanello de Las Varillas (Córdoba) ahora es manejada por sus obreros y este año producirá unos 400 tractores. Y los nietos de Roque Vasalli, un pionero de las cosechadoras, recuperaron la vieja planta que fundó su abuelo en Firmat (Santa Fe). Además aparecieron nuevos actores, como el Grupo Taselli, que produce ambos equipos en Rosario y Córdoba con la marca Agrinar.

Esas y otras fábricas más pequeñas les están mordiendo porciones del mercado cada día más grandes a gigantes como John Deere, Case New Holland o Claas. En cosechadoras, están 50% y 50%. Y en tractores la marcha es más lenta, pero los nacionales ya arañan el 20% del mercado.

Hay dos datos que explican la fuerte recuperación de la demanda desde el campo. Por un lado, la mayor parte del parque está obsoleto. En tractores, la edad promedio de los equipos es de 17 años, cuando lo recomendable es cambiar de máquina cada 10 años. Por la mejora de los precios de los granos, además, a los chacareros les resulta más económica esa inversión. Así, mientras en 2001 se necesitaban 220 toneladas de soja para comprar un tractor de 160 HP, hoy se precisan 180 toneladas.

Los pedidos se acumulan y las fábricas están entregando con una demora promedio de tres meses, con picos de hasta seis meses en sembradoras y cosechadoras. Se estima que, al cabo del año, se venderán, entre naci