Biotecnología: Rosario, en el nuevo tren de la genómica

Científicos rosarinos trabajan en la tecnología del silenciamiento genético Investigan tecnologías que permiten expresar propiedades diferenciadas en las plantas

02deAgostode2003a las08:20
Los científicos rosarinos que a principios de los 90 obtuvieron por primera vez en Argentina trigo y maíz transgénicos, trabajan actualmente en la tecnología del silenciamiento genético, una rama de la genómica de incipiente desarrollo a nivel internacional que permite inhibir determinados genes de una planta. La aplicación de este mecanismo permitiría, por ejemplo, inhibir la alergenicidad de ciertos alimentos u obtener plantas con propiedades diferenciadas.
 
 Este trabajo pone a los investigadores del Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (Cefobi) en la carrera de una de las ramas más jóvenes y de mayor potencial de la biotecnología, en momentos en que se estudia la posibilidad de constituir en Rosario un polo de investigación en la materia.
 
 Precisamente, un artículo publicado recientemente por la revista Nature (una de las más prestigiosas publicaciones científicas del mundo) reproduce una experiencia de silenciamiento en las plantas de café que permite lograr un café con menos cafeína, sin que se modifique el sabor.
 
 "Este mecanismo permite inhibir una parte del metabolismo de una planta, silenciando ciertos genes, por ejemplo se puede inhibir la alergenicidad de ciertos alimentos", explicó Hugo Permingeat, integrante del equipo de científicos del Cefobi.
 
 Uno de los caminos para llegar a este silenciamiento es el estudio de las regiones intergénicas, zonas de ADN que no tienen la estructura conocida de un gen pero que tienen una función regulatoria sobre los mismos. Algo así como un gen más pequeño que instruye al gen sobre qué proteína codificar. Este campo de investigación permite ir en busca de mecanismos para controlar el desarrollo de las plantas, mejorando la calidad nutricional u "ordenándole" fabricar determinados compuestos.
 
 La historia por la cual llegaron a esta instancia de investigación se remonta al año 96, cuando comenzaron a trabajar en un proyecto de trigo transgénico con tres objetivos. Uno de ellos consistía en introducir genes de tolerancia contra Fusarium, a partir de un grupo de proteínas que degradan las paredes de los hongos en otras especies. El otro, y en el que más se avanzó, fue el del mejoramiento de la calidad panadera del trigo. El tercer objetivo fue mejorar la calidad nutricional de la harina, a través de la incorporación de un gen de cebada rico en lisina.
 
 "A partir de un convenio de colaboración con un laboratorio inglés nos facilitaron unos genes de calidad panadera, que le introdujimos al trigo", explicó Permingeat, quien agregó: "Dentro de los genes de calidad panadera hay tres grupos: gluteninas de alto peso molecular, gluteninas de bajo peso molecular y gliadinas. Se sabía que algunos genes de gluteninas de alto peso molecular correlacionaban en forma positiva con la calidad panadera, y esos fueron los que nos proveyó el laboratorio inglés, y a través de los cuales pudimos identificar algunos eventos en los que se mejoró sustancialmente la calidad del trigo".
 
 En el marco de estas investigaciones "nos llamó la atención un fenómeno en algunas plantas transgénicas que obtuvimos: el trigo ya tiene gluteninas propias y lo que hicimos fue ponerle otros genes de las mismas gluteninas que tiene. En algún caso pasó que obtuvimos un trigo muy duro pero, en otros casos, se obtuvo un trigo extremadamente blando. Esto es así porque el gen que se puso dentro del genoma de trigo, produjo un silenciamiento absoluto de las otras gluteninas que tenía el trigo, que no se expresaron más en el grano".
 
 -¿Eso era lo que estaban buscando?
 
 -El silenciamien