Dicen que Wall Street ayudó a la caída de Argentina

Según el diario de EE.UU. The Washington Post, los agentes financieros alentaron la idea de que Argentina podía hacer y ofrecer buenos negocios en base a una rueda de endeudamiento sin fin.

04deAgostode2003a las08:15
Paul Blustein. THE WASHINGTON POST. ESPECIAL PARA CLARIN.

Ah, los buenos recuerdos: las cenas con aquellos tiernos bifes de carne argentina. Ir a esquiar a un centro con vistas a un lago resplandeciente en los Andes. Y salidas a un "club de hombres" en un barrio chic de Buenos Aires.

Eran las diversiones que esperaban a los banqueros de inversiones, brokers y gerentes de fondos que invadieron Argentina a fines de los 90. En esos tiempos, las firmas de Wall Street elogiaban a la Argentina como una de las economías más exitosas del mundo mientras cobraban abultadas comisiones por comercializar las acciones y los bonos del país. Fue así como se sembraron las semillas de uno de los colapsos económicos más espectaculares de la historia moderna, una debacle en la que Wall Street jugó un rol importante.

El país de fantasía que representó Argentina para los financistas internacionales llegó a su catastrófico fin a comienzos de 2002, cuando entró en cesación de pagos por la mayor parte de su deuda de US$ 141 mil millones y se devaluó el peso. Una violenta recesión dejó a más de un quinto de la fuerza de trabajo sin empleo y arrojó a millones de personas a la pobreza.

Una amplia revisión de la conducta de los actores financieros en Argentina revela la complicidad de Wall Street en esos hechos. Los banqueros de inversión, los analistas y los negociadores de bonos actuaron en su propio interés al alimentar la euforia respecto de las perspectivas del país, con resultados desastrosos.

Grandes firmas de títulos se alzaron con casi US$ 1.000 millones en comisiones por tomar bonos del Estado argentino entre 1991 y 2000, y en general los analistas de esas firmas eran los que producían los informes más influyentes y de tendencia alcista en el país. Similares conflictos de intereses relativos a estudios de analistas salieron a relucir en otros estallidos de la era de la "burbuja", como Enron Corp y WorldCom Inc. Pero en el caso de Argentina, la parte lesionada no fue un grupo de accionistas o 401 propietarios, sino el segundo país de América latina.

Además de los análisis optimistas, hubo otros factores que impulsaron a los extranjeros a poner fondos en Argentina con un abandono tan imprudente que hizo que la caída fuera aún más devastadora. Uno fue el sistema de Wall Street de calificar el rendimiento de los gerentes de fondos de inversión y de pensión, quienes eran importantes compradores de bonos argentinos. Curiosamente, el sistema recompensaba la inversión en mercados emergentes con mayores deudas, y en la década de 1990, Argentina a menudo ocupaba el primer lugar de la lista.



Combinación fatal

Dentro de la fraternidad financiera, algunos reconocen que este comportamiento contribuyó a la caída de un país que se enorgullecía de seguir las pautas del libre mercado. Esto sucedió porque el optimismo que emanaba de Wall Street, combinado con una fuerte entrada de dinero, hacían que el Estado argentino se sintiera cómodo emitiendo cada vez más bonos, llevando su deuda a niveles que en definitiva resultarían ruinosos.

"Llegó la hora de hacer nuestro mea culpa", dijo hace unos meses Hans-Joerg Rudloff, presidente del comité ejecutivo de Barclays Capital, en una conferencia de ejecutivos de bancos y agencias de Bolsa en Londres. "Argentina obviamente demuestra, igual que Enron, que en la industria se hacían y decían cosas en beneficio propio que en su momento ya se sabía que estaban erradas".

Los pecados de la industria financiera se c