La biotecnología tiene todo listo para lanzar novedades
Maíces con bajos contenidos de fibra y sojas enriquecidas en aminoácidos o con un perfil diferencial de aceites son algunos de los proyectos que están en carpeta a la espera de señales positivas
08deAgostode2003a las09:17
Con miras a que hacia fin de año el mercado europeo esté más abierto a recibir productos genéticamente modificados y con la convicción de que sin la biotecnología no habrá progreso científico, las empresas nacionales e internacionales que producen OGM ya están preparando el terreno para los próximos años.
“La población mundial se incrementará de 6.000 millones de personas a 7.500 en el 2020, con lo cual es imprescindible duplicar la producción de proteína animal en ese lapso, y la mejor alternativa es la harina de soja”, señaló Doug Hard, vicepresidente para asuntos reglamentarios y de relaciones públicas de Renessen -un joint venture entre Monsanto y Cargill que tiene como objetivo mejorar la calidad de las raciones animales-, en el marco del seminario “Los nuevos desafíos de la biotecnología”, realizado el martes en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Según datos brindados por Hard, actualmente hay en el mundo más de 72 millones de hectáreas plantadas con soja, de las cuales 50% corresponde a variedades biotecnológicas provenientes en su mayor parte de la Argentina, Brasil y los Estados Unidos.
Por su parte, Juan Francisco Kiekebusch, de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) y perteneciente a Syngenta, destacó que “hay que producir semillas de nivel y calidad internacional”. “Las empresas tienen que cambiar de dirección. Antes se investigaba para el productor; con la biotecnología, hay que pensar en el consumidor final, por lo que es imprescindible trabajar en toda la cadena”, explicó Kiekebusch, quien luego agregó que en los últimos quince años, mientras que el área sembrada creció 15%, el rendimiento por hectárea trepó 55%, lo que da cuenta del efecto de la tecnología.
En el ámbito nacional, Bio Sidus es una de las pocas empresas especializadas en la biotecnología. En este caso, la utilizan para crear productos para la salud humana y para los vegetales, de lo que se encarga otra empresa del grupo denominada TecnoPlant. Para ellos, la chance también está en el mercado regional e internacional, ya que en la Argentina la plaza es “muy pequeña”. Sin embargo, Bio Sidus se enfrenta a un problema que no tienen las compañías norteamericanas y que funciona como un importante limitante a la hora de generar nuevos desarrollos: el panorama macroeconómico local y la falta de financiamiento.
Nuevos desarrollos
Bio Sidus tiene varios desarrollos productivos en carpeta y otros que ya dejaron de estar ahí y pasaron a ser parte de la realidad. Según destacó el directivo de la empresa Marcelo Argüelles, se está trabajando con un proyecto de producción de arándanos, papas resistentes a virus, mejoramiento de la caña de azúcar -junto a Ledesma-, de plantaciones de vides en Mendoza -proyecto Vitis- y otra iniciativa que busca mejorar el cultivo de la alfalfa. Si bien la compañía está iniciando sus desarrollos en materia agrícola, existe un gran interés en potenciarlos. “Hay un potencial enorme en la agricultura para realizar desarrollos genéticamente modificados. Si bien somos nuevos en la materia, estamos muy orgullosos de poder colaborar”, destacó Argüelles.
Para Renessen, lo que se viene en materia de desarrollos biotecnológicos son cultivos de mayor valor para alimentos de animales y para consumo humano en lo que se refiere a calidad de proteína, digestibilidad, energía metabolizante y antinutrientes.
En su exposición, Hard enumeró algunos de los cultivos mejorados nutricionalmente con beneficios para la producción animal. Entre ellos, habló de las sojas y maíces de bajo contenido de fitato, cultivos con niveles más altos de aminoácidos esenciales
“La población mundial se incrementará de 6.000 millones de personas a 7.500 en el 2020, con lo cual es imprescindible duplicar la producción de proteína animal en ese lapso, y la mejor alternativa es la harina de soja”, señaló Doug Hard, vicepresidente para asuntos reglamentarios y de relaciones públicas de Renessen -un joint venture entre Monsanto y Cargill que tiene como objetivo mejorar la calidad de las raciones animales-, en el marco del seminario “Los nuevos desafíos de la biotecnología”, realizado el martes en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Según datos brindados por Hard, actualmente hay en el mundo más de 72 millones de hectáreas plantadas con soja, de las cuales 50% corresponde a variedades biotecnológicas provenientes en su mayor parte de la Argentina, Brasil y los Estados Unidos.
Por su parte, Juan Francisco Kiekebusch, de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) y perteneciente a Syngenta, destacó que “hay que producir semillas de nivel y calidad internacional”. “Las empresas tienen que cambiar de dirección. Antes se investigaba para el productor; con la biotecnología, hay que pensar en el consumidor final, por lo que es imprescindible trabajar en toda la cadena”, explicó Kiekebusch, quien luego agregó que en los últimos quince años, mientras que el área sembrada creció 15%, el rendimiento por hectárea trepó 55%, lo que da cuenta del efecto de la tecnología.
En el ámbito nacional, Bio Sidus es una de las pocas empresas especializadas en la biotecnología. En este caso, la utilizan para crear productos para la salud humana y para los vegetales, de lo que se encarga otra empresa del grupo denominada TecnoPlant. Para ellos, la chance también está en el mercado regional e internacional, ya que en la Argentina la plaza es “muy pequeña”. Sin embargo, Bio Sidus se enfrenta a un problema que no tienen las compañías norteamericanas y que funciona como un importante limitante a la hora de generar nuevos desarrollos: el panorama macroeconómico local y la falta de financiamiento.
Nuevos desarrollos
Bio Sidus tiene varios desarrollos productivos en carpeta y otros que ya dejaron de estar ahí y pasaron a ser parte de la realidad. Según destacó el directivo de la empresa Marcelo Argüelles, se está trabajando con un proyecto de producción de arándanos, papas resistentes a virus, mejoramiento de la caña de azúcar -junto a Ledesma-, de plantaciones de vides en Mendoza -proyecto Vitis- y otra iniciativa que busca mejorar el cultivo de la alfalfa. Si bien la compañía está iniciando sus desarrollos en materia agrícola, existe un gran interés en potenciarlos. “Hay un potencial enorme en la agricultura para realizar desarrollos genéticamente modificados. Si bien somos nuevos en la materia, estamos muy orgullosos de poder colaborar”, destacó Argüelles.
Para Renessen, lo que se viene en materia de desarrollos biotecnológicos son cultivos de mayor valor para alimentos de animales y para consumo humano en lo que se refiere a calidad de proteína, digestibilidad, energía metabolizante y antinutrientes.
En su exposición, Hard enumeró algunos de los cultivos mejorados nutricionalmente con beneficios para la producción animal. Entre ellos, habló de las sojas y maíces de bajo contenido de fitato, cultivos con niveles más altos de aminoácidos esenciales