Tratan de impulsar el cultivo, pero no puede competir con la soja
Los costos boicotean el crecimiento del girasol
Al referirse a los grandes desafíos que los productores argentinos tiene por delante, explicó el papel preponderante que ocupan la investigación y el desarrollo tecnológico, para poder competir en calidad. Por otra parte se refirió a la importancia de poder agregar valor al aceite de girasol y comentó que el aceite de oliva, por ejemplo, va a aparecer como un competidor para el aceite de girasol debido a la gran plantación de olivares que se han desarrollado en los últimos años en nuestro país y a las tendencias de mercado que indican que, si bien en este momento la exportación de aceite de oliva se encuentra estancada, en los próximos años la exportaciones de aceite de oliva desde nuestro país van a crecer notablemente.
Rebolini, se refirió a los problemas de competitividad en tecnología y a su impacto en los costos de producción y destacó que el aceite de girasol argentino comparado con los demás aceites tiene un costo de producción superior a los u$s 250. Además destacó, que el mismo no puede competir con el aceite de soja ya que éste es el más barato a nivel mundial. Finalmente, el expositor expresó su preocupación por el avance tecnológico y los altos objetivos de exportación de Rusia y Ucrania. Comentó además, que recientemente realizó un viaje a Ucrania que le permitió apreciar personalmente el enorme crecimiento y desarrollo que este país está teniendo en materia de puertos, transportes, almacenaje, entre otros puntos.
«La Argentina tiene una fuerte variación de los premios del aceite de girasol. Si no logramos bajar los precios de producción, diferenciarnos por calidad y agregar valor; veo difícil que podamos competir; teniendo en cuenta la alta carga tributaria», concluyó Rebolini.