El negocio de exportar agua

Cada vez menos los países en desarrollo pueden darse el lujo de utilizar sus recursos hídricos a la producción de commodities, de bajo valor por metro cúbico consumido. El USDA ve a China en esta vía

22deAgostode2003a las08:24
Visto desde otro ángulo, el comercio agrícola mundial no es sino una gigantesca transferencia de agua, en forma de commodities, desde regiones donde se la encuentra en forma abundante y a bajo costo, hacia otras donde escasea, es cara y su uso compite con otras prioridades. Esto ya tiene un nombre, entre los estudiosos del enfoque. La denominan “agua virtual” y sostienen que este comercio se incrementará en el futuro, de la mano de una demanda creciente, paralela al agotamiento y contaminación de los recursos.

El caso chino

Se estima que China comprará este año comercial entre 16 y 18 millones de toneladas de poroto de soja, lo mismo o más de lo que produce, lo cual le representa una salida de divisas del orden de los 3.500 millones de dólares, a valores actuales. Lo hace porque es una economía en expansión cuya población, en la medida que mejora su ingreso, se vuelca hacia las proteínas animales, que se producen sobre la base de hidratos de carbono y proteínas vegetales.

Pero también porque lo que le sobra no es precisamente agua. Si bien es el quinto en el ránking mundial de países en cuanto a volumen de recursos hídricos, los 1.200 millones de habitantes que posee hace que la disponibilidad de agua per cápita lo ubique entre los últimos del planeta.

Hoy China enfrenta el creciente problema que su industria en expansión y una población que accede a más ingresos le demandan más recursos hídricos, que necesariamente debe quitárselos a la agricultura, en particular en la región norte del país, donde buena parte del trigo que allí se produce utiliza agua de riego.

Sucede que el país asiático se autoimpuso, lo logró y superó, generar el 95 por ciento del consumo de trigo, maíz y arroz. Pero estos cultivos son sumamente ineficientes en el uso de agua. Mantener la producción triguera en el norte del país ha llevado a drásticas reducciones de los acuíferos -que se contaminaron con agua salobre- y negativos impactos ambientales, que hoy comienzan a resquebrajar el sistema.

En este sentido, el Departamento de Agricultura de los EE.UU. dio a conocer en marzo de este año, un informe denominado “China''s Agricultural Water Policy Reforms” donde plantea que se producirán cambios en el perfil de la producción agrícola del país asiático, desde los cultivos extensivos altamente demandantes en agua, hacia los intensivos, de alta demanda en mano de obra -ventaja comparativa de China- y con factibilidad de aplicar tecnologías de conservación del riego, con viabilidad económica.

Esto es lo que se denomina “agua virtual”. Cuando China importa 18 Mt de soja, ingresan “virtualmente” los 22.500 millones de metros cúbicos de agua que hicieron falta para producirlas.

Cuestión de eficiencias

Una persona bebe, en todo un año, un metro cúbico de agua, aproximadamente. Requiere -término medio- para el uso doméstico entre 50 y 100 m3 en el mismo lapso. Pero los alimentos que consume al año necesitan unos 1.000 m3 para ser producidos.

En el caso de la soja, por ejemplo, la bibliografía argentina cita eficiencias del uso del agua de entre 5 y 11 kg por cada 10 m3. Indices similares se le pueden adjudicar al girasol o el trigo. En este grupo de los commodities se destaca el maíz, que por su metabolismo C4 logra producir entre 10 y 24 kg de grano con los mismos 10 m3.

En el caso de la soja, y haciendo un promedio de 8 kg por cada diez metros cúbicos de agua, significa que los 35 millones de toneladas que se producen por año en el país y se exportan casi todos, requirieron de unos 44.000 millones de metros cúbicos de agua para producirlos, lo cual no sería posible hacerlo si el agua no tuvie