Aconsejan apurar la reforma bancaria

Entrevista con Ernesto Livacic, ex superintendente de bancos de Chile"Las semanas o meses cuestan mucho. Hay un costo de oportunidad que aquí parecen no estar atendiendo", afirmó.

14deOctubrede2003a las08:07
En su opinión, la demora en la recomposición del crédito y la inversión detendrá cualquier recuperación económica.
Y sostiene que todo debe hacerse con un amplio respaldo político.

El costo que provocó la última crisis económica y financiera crecerá hasta acercarse a otros antecedentes mundiales si al cabo de los próximos tres trimestres el Gobierno no logra hallar una solución sustentable a los problemas que aún tiene pendientes el sistema financiero argentino.

La advertencia corrió por parte de Ernesto Livacic, ex superintendente de entidades financieras de Chile, uno de los expositores principales en el seminario "Crisis bancarias: la experiencia chilena y su comparación con la Argentina", que organizó la Asociación de Bancos Privados de capital argentino (Adeba) la semana última.

La presencia de Livacic, que compartió el panel con el titular local de la división finanzas de la consultora Deloitte & Touche, Miguel Arrigoni, convocó a funcionarios de la Superintendencia de Entidades Financieras del Banco Central de la República Argentina (BCRA), además de financistas, como Miguel Kiguel, y empresarios, como el titular de la Unión Industrial Argentina, Alberto Alvarez Gaiani.

El chileno explicó que el costo de la última crisis (que Arrigoni había estimado en el 18,2% del PBI, teniendo en cuenta sólo las compensaciones que el Estado ya pactó pagar por la ruptura de contratos) quedará mucho más explícito y se hará más gravoso una vez concluido el segundo trimestre del año próximo, si es que las autoridades no dan antes respuesta a los problemas. "Es el momento en que el combustible que dio lugar a la recuperación de la economía hasta aquí se agota, si no se recomponen el crédito y la inversión", señaló. Luego conversó con LA NACION.

-¿Qué lecciones aprendió de la crisis que le tocó vivir o estudiar?

-La primera es que los países no pueden tener un patrón de desarrollo dinámico sin un sistema bancario saneado. Para que una economía tenga perspectivas es indispensable que sus bancos sean sólidos y rentables. La segunda es que las soluciones que se apliquen tienen que ser realistas, sensatas, sostenibles y tener un sentido económico. Para llegar a ellas hay que consensuar mucho y darles sustento político. La última me parece que es aplicable al caso argentino. Cuando se trata de un sistema bancario grande y sofisticado como el de ustedes, no hay una única solución, universal y aplicable a todos.

-¿Habla de aplicar soluciones a la medida de cada entidad?

-No, tampoco, porque eso da lugar a la discrecionalidad. Hablo de manejarse con una serie de moldes para distintos grupos de entidades. Hay que recordar que un mismo medicamento le cura el dolor a todo el mundo, pero no bajo la misma prescripción.

-¿Cuál fórmula aplicaría en el sistema financiero argentino?

-La de salir ya a buscar las soluciones, y para eso, sentarse ya mismo con todas las partes involucradas. Las semanas o meses cuestan mucho. Hay un costo de oportunidad que aquí parecen no estar atendiendo.

-A su juicio, ¿qué cuidados debe tener esa reestructuración?

-Ustedes todavía ni siquiera ingresaron en la etapa de reestructuración, porque han tenido que atender problemas más urgentes. Pero la recomendación más importante es no sacrificar bancos que son viables en el largo plazo sólo porque enfrentan dificultades en la coyuntura.

-¿Cuándo se ingresa de lleno en la reestructuración?

-Cuando se atacan los problemas de fondo, como la forma de cuidar la calidad de las carteras o las instituciones para hacerlo, y se definen las nuevas fórmulas a las que deben atenerse los deudores. Cuando se saldan las cuentas cruzadas