Gobierno con más poder que Cavallo
Ni el ex ministro Domingo Cavallo en su esplendor logró que el Congreso le aprobara poderes especiales de una magnitud tan importante como los que la Cámara de Diputados le otorgó anoche al gobierno.
Ni el ex ministro Domingo Cavallo en su esplendor logró que el Congreso le aprobara poderes especiales de una magnitud tan importante como los que la Cámara de Diputados le otorgó anoche al gobierno. Ahora tendrá que pasar por el Senado, pero es un cambio evidente de la actitud que los legisladores habían mostrado sobre este tema hasta ahora. Tal como había pedido el Ejecutivo en el proyecto original se ratificó que el jefe de Gabinete podrá modificar íntegramente las partidas asignadas en el Presupuesto. Tampoco tendrá que respetar el límite máximo de gasto (función reservada tradicionalmente al Poder Legislativo). Un tema preocupante por la discrecionalidad que puede hacer el gobierno en cuanto a manejo de fondos es la no obligación de dar cuenta de lo que realice con los recursos. Es decir, una serie de medidas que le da amplias facultades para el manejo de la economía. Anoche, en el Congreso, los propios legisladores peronistas comentaban: «Ni Menem nos llegó a pedir tanto». Algo que muestra el alcance de los poderes logrados por Kirchner.
Los diputados ayer borraron con el codo lo que habían escrito con la mano en la Comisión de Presupuesto y Hacienda y resolvieron otorgar superpoderes al gobierno, como nunca antes se había hecho en el Congreso, para ejecutar el Presupuesto 2004 sin respetar los límites que fija la Ley de Administración Financiera del Estado. Tal como había pedido el Ejecutivo en el proyecto original, que la Comisión de Presupuesto y Hacienda había morigerado al modificar el polémico artículo 13, se ratificó que el jefe de Gabinete podrá modificar íntegramente las partidas asignadas en el Presupuesto, no tendrá que respetar el límite máximo de gasto -función exclusiva por naturaleza del Congreso-, ni dar cuentas de lo que se realice con los recursos. Tampoco habrá límite para que el gobierno decida utilizar fondos destinados a inversión para cubrir gasto corriente o cambiar su destino. Es decir, una libertad de decisión que el mismo Domingo Cavallo hubiera envidiado en su momento de mayor poder. Los propios peronistas comentaban ayer entre las bancas: «Ni Menem nos llegó a pedir tanto». Mientras tanto se confirmaba que una negociación del gobierno con la UCR, que pasó a llamarse «El Pacto del Impenetrable», había posibilitado la maniobra.