Un chequeo de rutina para el suelo

Para demostrar las ventajas del sistema, los expertos idearon esquemas para poder cuantificarlas.

07deAgostode2004a las08:16
En la edición del pasado sábado de Clarín Rural, se comentaba sobre la importancia de construir un certificado que permita diferenciar a la producción en siembra directa, a partir de sus ventajas principalmente sobre el ambiente.

Si bien los productores que realizan siembra directa conocen sobradamente sus beneficios, no es así con el consumidor medio. En consecuencia, para que las externalidades positivas de la siembra directa puedan ser utilizadas como herramienta de diferenciación no alcanza con decirlo, hay que demostrarlo. Y para ello, es fundamental la definición y cuantificación de parámetros que logren integrar los cambios referidos, basados exclusivamente en un conocimiento científico, y no en observaciones o vivencias.

Para Roberto Casas, director de Instituto de Suelos de INTA Castelar, "la calidad del suelo es la capacidad que el mismo posee para sustentar la producción agropecuaria y controlar la polución ambiental; determinando su evolución la salud del suelo". En este sentido, "un estudio realizado en la zona norte de la provincia de Buenos Aires detectó que existen algunos parámetros que correlacionan mejor que otros con los rendimientos de los cultivos", comentó Casas. Entre ellos se destacan la tasa de erosión, los contenidos de materia orgánica y la fertilidad y el contenido de fósforo asimilable. De los factores mencionados, su gran mayoría muestran una excelente performance en un sistema de siembra directa bien entendido.