Acciones en problemas: el último que cierre la puerta
Dicen que una caída muy fuerte sólo puede traer aparejada otra similar. Con esto en mente, los mercados tendrán esta semana la tarea de navegar en las aguas del pesimismo.
Sólo hay una cosa de la que los analistas están seguros: las cada vez más profundas aguas de los mercados bursátiles no ahorrarán volatilidad y sacudones a los tripulantes que se animen al desafío. Visto el pronóstico, lógico es que haya pocos veleros que quieran hacerse a la mar.
Tan negro es todo que los operadores locales están recomendando quedarse con la plata en la mano hasta que el mercado termine de digerir al monstruo de tres cabezas que lo amedrenta: la crisis del mercado inmobiliario en EE.UU., la falta de nuevas fusiones de empresas y los precios astronómicos que alcanzó el petróleo.
Pero no todo está perdido: la reunión de la Reserva Federal (FED) de mañana podría traer alivio si, además de dejar las tasas en el nivel en el que están (tal como se especula), Ben Bernanke y sus secuaces dan alguna señal sobre futuras acciones de política monetaria –la mejor de todas, bajar la tasa de interés– lo que podría contribuir a la tan ansiada estabilidad.