Ni Nalbandián ni Messi,"rurali
¿Alguien imaginaba, dos meses
Sí, el país ahora está pendiente de lo que sucede en el campo. Antes no lo sabía.
Esta atención va mucho más allá de alguna preocupación urbana por el eventual desabastecimiento de comida, si es que "las bases" desoyen a la dirigencia y vuelven los cortes. Hay un sentimiento muy especial, aunque también muy mezclado. Por supuesto que están los que medran en la política y ven la brecha para erosionar al Gobierno, que no los necesitaba para encajarse en su propio barro. La fiesta le costó medio tanque en dos meses: expuso increíblemente la imagen presidencial, con sus errores conceptuales respecto a la sojización, tuvo que entregar al ministro de Economía, y le exige ahora la máxima dedicación nada menos que al jefe de Gabinete. Que el miércoles pasado consumió cinco horas para elaborar un esquema comercial para el trigo. El esfuerzo culminó en la segunda fumata blanca en esta farragosa negociación contra reloj.
A diferencia del primer acuerdo, que fue el de la carne, en este caso no hay condicionamientos. Conviene recordar que la reapertura prometida de la exportación de carne vacuna estaba sujeta a la rebaja de los trece cortes populares, algo que los productores no podían garantizar (igual firmaron). El Gobierno dio una buena señal cuando dio por cumplida la baja de precios cuando la concretaron las tres grandes cadenas de supermercados.
Pero en el caso del trigo, lo único que tiene que hacer es poner en marcha lo que se firmó. El acuerdo establece la obligación de pago, por parte de molineros y exportadores, del "precio pleno", que surge de descontar las retenciones y los gastos de embarque del precio de exportación.