Ahora aplican a las aceiteras la misma receta que a frigoríficos
Tal como sucedió con los despachos de carne, la Aduana extremó los requisitos para habilitar estos productos, mientras la Oncca reclama u$s 130 millones a las aceiteras
El Gobierno acaba de aplicarle a las aceiteras el mismo mecanismo que le impuso a los frigoríficos vacuna el 1º de abril, sobre el fin de la primera fase del paro agropecuario, y que derogó poco más de un mes después, porque prácticamente impedía las exportaciones de carne.
A través de la Aduana, se extremaron ayer los requisitos que se exigen para permitir despachar aceite de girasol en cualquiera de sus formas (envasado o a granel, crudo o refinado). “El objetivo es contar, al momento del embarque, con los elementos que sustentan el valor declarado por el exportador ante la Aduana, así como la calidad de la mercadería exportada; información que se cruzará con las Aduanas de destino”, comunicó la oficina que dirige Silvana Tirabassi.
El resultado fue que el único barco que debía cargar aceite de girasol, mercadería de la empresa santafesina Vicentín según distintas fuentes, primero debió suspender la carga, después se lo dejó completarla, pero después se lo detuvo cargado en el río, situación en la que se encontraba hasta anoche.
El aceite de girasol es largamente el preferido por los consumidores argentinos, pese a todos los esfuerzos que algunas marcas han hecho para imponer el de soja, cuya producción se ha prácticamente triplicado en las últimas dos décadas.