Con un paro de seis días, el campo regresa a las rutas
Desde pasado mañana no se venderá hacienda ni granos.
"Paro, marcha y guerra", dijo el vicepresidente de Coninagro, Carlos Garetto, al ingresar en una sala de la sede porteña de la Federación Agraria, donde el campo anunció ayer un nuevo paro, el quinto del año contra la política agropecuaria del Gobierno. Lejos del nerviosismo de los mercados financieros, la Comisión de Enlace de las cuatro entidades del sector instó a sus representados a no vender sus productos desde pasado mañana a las 0 hasta las 24 del miércoles próximo. Habrá tractorazos, marchas y concentraciones a la vera de las rutas, que llamó a no cortar.
Parece un déjà vu del conflicto por las retenciones móviles, pero no lo es. El agro vuelve a la protesta por las restricciones a las exportaciones y los controles de precios sobre sus principales productos, especialmente ganado vacuno, leche y trigo. Además, la fuerte suba de los precios de los insumos y la caída de los valores internacionales de los granos, con el mismo nivel de retenciones, redujo sensiblemente la rentabilidad de los productores, que además sufren la sequía más grave de los últimos 100 años.
La reacción del Gobierno fue tan inmediata como escueta. "En un momento en que no sabemos cómo va a terminar la crisis financiera, esta protesta ayuda poco al país", dijo el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, en la Casa Rosada, donde anunció incentivos para pequeños productores de Cuyo. Visiblemente nervioso, el funcionario se mostró dubitativo acerca del futuro de la economía (ver aparte).