Será muy limitada la baja de las retenciones
No abarcará a todo el saldo exportable.
El fin de semana previo al anuncio del nuevo paro del campo, las principales figuras del Gobierno se encerraron dos días en la tranquilidad de la residencia de Olivos para pensar un "plan agropecuario". De esas reuniones, encabezadas por la presidenta Cristina Kirchner, participaron el jefe de Gabinete, Sergio Massa; el ministro del Interior, Florencio Randazzo; los secretarios de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y de Agricultura, Carlos Cheppi, y el presidente de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca), Ricardo Echegaray.
Allí se definieron las líneas generales de los anuncios que la primera mandataria haría pasado mañana, durante un foro de agricultura familiar en Moreno, en pleno conurbano bonaerense. El eje del plan sería una baja de las retenciones para trigo y maíz, pero esa reducción no alcanzará a toda la cosecha sino solamente a un remanente de exportación que definirá la Oncca.
Para el campo, grande o baja, la reducción de retenciones no tendrá ningún impacto productivo este año: el trigo -se sembró en pleno conflicto por las retenciones móviles y padeció una fuerte sequía- comenzará a cosecharse a mediados de noviembre, y el maíz, que se está terminando de sembrar, registraría un caída del 15% del área implantada respecto de la campaña anterior. Así, la producción de ambos cereales sería significativamente menor que la de los ciclos anteriores. De allí que surjan dudas sobre la efectividad de esta baja de retenciones, que en principio sólo alcanzaría a los volúmenes que superen los 22 millones de toneladas de maíz y los 16 millones de toneladas de trigo, ambos logrados en la campaña 2007/2008.