La Argentina podría tener su crisis ‘subprime’ de licuadoras
Casi como una mini crisis “a la Bernanke“, pero con licuadoras, lavarropas argentinos, hay dudas sobre los controles para dar los créditos que después se venden en la bolsa.
Verdadero adversario de los afortunados, la envidia también es argentina. Sin Wall Street, ni Tío Sam, ni Empire State. Sin George Bush –¡thanks God!– ni Bernard Madoff (aunque se registran algunos aspirantes locales), de las mismas sombras de la argentinidad ha surgido un caldo de especulaciones. Porque, dicen, podríamos tener nuestra propia mini crisis subprime de licuadoras y lavarropas. O algo así.
En un contexto donde los comercios extreman los recursos para vender su mercancía, en la city creen que existe cierto “relajamiento” en los requisitos que usualmente imponen las casas de venta de electrodomésticos a aquellos que pagan sus compras en cuotas. Piensan que esto implica un riesgo que, desde ahora, podría verse reflejado en el encarecimiento del costo de financiamiento que terminan pagando los comercios en el mercado de capitales.
La pista a tan trabajosa teoría la están dando las tasas de interés que terminan pagando las casas de venta de electrodomésticos cuando van al mercado de capitales para colocar los préstamos otorgados. En los últimos días, el costo financiero que registran los bonos que generan esos fideicomisos han ido en franco (y preocupante) ascenso. Tanto es así, que en la última semana, si un comercio quería obtener $100 del bolsillo de un inversor dispuesto a comprar derechos futuros por los pagos en cuotas, las tiendas tenían que resignar $36.