La Bolsa perdió la mitad de su valor y la plaza quedó seca de volumen
Casi sin expectativas para la primera parte de 2009, en la city ya piensan cómo hacer para llegar a julio sin más daños. Será difícil repetir resultados tan desastrosos como los de este año. Pero nadie se asoma al optimismo.
¿Adiós al dólar? Si el pesimismo y el vacío de expectativas cotizaran en bolsa, casi se podría decir que serían apuestas seguras para 2009. En rigor, si no se tratara de pasivos que pesan –y mucho– en el ánimus-dinerarius de los inversores, y sí, en cambio, habláramos de un activo, los portfolio managers (los pocos que quedan) bien podrían recomendar una cartera de inversión que comprendería 40% de pesimismo, 40% de vacío expectativas y un 20% restante para la probabilística camorrera que prevé la ley de Murphy donde lo que sale mal siempre puede salir peor.
Porque un cambio de almanaque no implica nada. Parece que eso de un 2009 que “arranca de cero” está muy bien para la dieta pos-vitel thoné, pero nada más. En la city piensan quedarse con la agenda del año vencido.
“Al 2009 habría que dividirlo en dos partes, el primer semestre que seguramente va a traer balances muy malos de las empresas donde se verá reflejado la recesión económica, y un segundo semestre con alguna recuperación”, dijo Luis Álvarez, ex director del Merval y titular de la casa de bolsa homónima.
Como él, casi la totalidad de los consultados propone una mirada partida. Sin embargo, es el pájaro agorero del pesimismo lo que sobrevuela la escena.