Los banqueros locales piensan que lo peor ya pasó pero lo mejor todavía está lejos

Reír o llorar: para quienes conducen las principales entidades financieras del país, el dilema no es nuevo, si bien ha ido in crescendo en las últimas semanas; para el resto de la humanidad, la disyuntiva tiene 2.500 años y ni siquiera la soberbia griega pudo adjudicarse su invención.

26deNoviembrede2009a las07:41

Entre los banqueros que sonríen aliviados, hay una advertencia dictada por ellos mismos (circa 2001): ser optimista en Argentina es sólo para pesimistas recalcitrantes. En rigor, la ortodoxia del negocio financiero exhorta a otras actividades –menos riesgosas y más lucrativas–, como hacer buches de nafta en la esquina del Obelisco mientras se escupe fuego líquido montado en zancos, o dedicarse al bungee jumping y atado de los tobillos lanzarse al vacío desde el Puente Zárate Brazo-Largo.