Retenciones en el centro del tablero
Las retenciones ocupan el centro del tablero. Es un extraordinario logro del campo, corolario de la movilización desencadenada por el exabrupto de las “retenciones móviles“ en el 2008.
Las tumbó el Congreso, aquella memorable noche del voto no positivo de Cobos, ungido como héroe por las huestes ruralistas, y como villano imperdonable por el bando K.
Pero más importante que el famoso desempate, fue el empate que había alcanzado sorprendentemente el campo en un congreso dominado por el oficialismo, que jamás se había planteado que los derechos de exportación eran impuestos, y que por lo tanto formaban parte del ámbito legislativo. Fue el campo quien los obligó a discutirlo, al arrastrar al Gobierno a enviar un proyecto de ley para ratificar la intentona elucubrada por el entonces ministro de Economía Martín Lousteau.
Lo que se votó en aquél momento fue simplemente el rechazo a las retenciones móviles. Estas quedaron entonces fijas en los niveles anteriores, de por sí elevadísimos: 35% para la soja y el girasol, 27% para el trigo, 25% para el maíz, etc. Pero desde aquel momento empezó la cuenta regresiva. El plazo es el próximo 24 de agosto, cuando caen las facultades delegadas por el Congreso al Ejecutivo, entre las cuales se halla la de fijar los derechos de exportación.