Herbicidas biológicos: una buena idea

Los bioherbicidas son una sustancia que, para el control de malezas, utiliza toxinas biológicas o microrganismos patógenos en concentraciones superiores a las que se encuentran en la naturaleza

Herbicidas biológicos: una buena idea
05deMayode2022a las10:00

Para el manejo de cultivos y pasturas, la producción agropecuaria demanda constantemente, y con interés creciente, más formas naturales. Hoy disponemos, y se usan, algunos productos biológicos para mejorar la nutrición y el crecimiento de las plantas y para reducir la incidencia de plagas, enfermedades y malezas. Estos productos se aplican en el marco de prácticas de control biológico, que en terminos generales se describen como: la introduccion de organismos específicos en un ecosistema para combatir una o mas especies no deseadas.

Todos los productos biológicos se originan desde el análisis de procesos que ocurren en la naturaleza y que hacen al funcionamiento natural de los ecosistemas. Contienen organismos o compuestos orgánicos con acción específica sobre las plantas, o derivada a través de la actividad de otros organismos. En el caso del manejo de malezas, los enemigos naturales de las plantas que suelen emplearse como agentes de control biológico consumen la biomasa de las plantas o las enferman. Entre los primeros predominan insectos y en menor medida ácaros y nemátodos. Entre los segundos, mayoritariamente hongos y en menor magnitud bacterias y virus.

En el desarrollo de herbicidas los compuestos naturales han sido menos utilizados. Esto es, en parte, porque la magnitud y la consistencia de los resultados de aplicar agentes biológicos para el control de plantas, en condiciones extensivas de manejo, son menos frecuentes que los alcanzados al usar biopesticidas para controlar algunos insectos y patógenos. Además, maleza es una planta que crece en el lugar donde no se desea y que en algunos casos pueden ser consideradas como tales, pero en otros casos incluso puede poseer atributos beneficiosos. Es por esta razón que antes de introducir agentes vivos de control se requieren exhaustivos análisis no solo de su efectividad de control, sino de su persistencia y diseminación.

En el control biológico de malezas se emplean mayormente dos tipos de estrategias. Una es conocida como control biológico clásico. Es la liberacion de un predator o de organismos fitopatógenos antes de su momento de acción tal que persista en el medio, crezca y se disemine, aportando a reducir la población de la planta plaga a controlar. Los sitios son inoculados con pocos individuos y el control dependerá de la capacidad del agente biológico para crecer y alcanzar niveles críticos de población. Estas poblaciones, luego de establecidas, normalmente son sostenibles por sí mismas y se dispersan para llegar a nuevos sitios infestados con la maleza a controlar, alcanzando al equilibrio en el largo plazo. El control biológico clásico es de acción lenta hasta lograr una protección suficiente del cultivo y su aplicación no se ajusta para el uso en la mayoría de los cultivos anuales. En general, el organismo seleccionado para este tipo de control proviene del mismo centro de origen de la maleza invasora, por lo que es importante contemplar riesgos ecológicos de su introducción en un hábitat donde nunca existió. Como parte de esta estrategia de control, es indispensable el monitoreo de la dinámica de las poblaciones luego de introducido el agente de control. Es un tipo de control que requiere de tiempo y paciencia. Recién luego de varios años de la introducción de insectos fitófagos se han documentado resultados exitosos en la reducción de la presencia de plantas invasoras perennes, en ambientes poco intervenidos y en sitios de difícil acceso o ambientes acuáticos.