Ganadería todo terreno
En Saladillo, Alfredo García Santillán tiene un planteo de máxima flexibilidad. La gestión empresaria es clave.
27deAgostode2011a las08:10
La ganadería actual está en un proceso de cambio de las estrategias productivas y alimentarias. Pero, además, se encuentra ante el desafío de modificar algunos enfoques empresariales y frente a la oportunidad de especializar la actividad. Este último punto de vista lo deja bien en claro Alfredo García Santillán, asesor y responsable del manejo de “El Trigo”, un establecimiento que se encuentra en Saladillo, plena Cuenca del Salado bonaerense.
Esta estancia, de 3.600 hectáreas, de las cuales 400 son bajos inundables, es una de las tres de la firma Sacfil, que tiene todos sus campos en la línea del Arroyo Las Flores, incluyendo a las localidades de Tapalqué y Daireaux.
“El Trigo” era, hasta hace nueve años, netamente ganadero, y contaba solo con un rodeo de 1.200 animales. En la transformación empresarial de este establecimiento está uno de los puntos centrales al que apunta García Santillán.
“Cuando la firma compró este campo, con vender 1.500 terneros por año pagaban la inversión -cuenta el técnico-, pero desde que asumí la gerencia de producción, hace seis años, lo convertimos en 1.800 hectáreas agrícolas, 1.500 hembras, la recría de producción propia y el corral de terminación”, relató durante la recorrida con Clarín Rural.
Según él, esta nueva estructura se alcanzó gracias a un proceso de especialización empresarial, por un lado, y a un cambio en las formas de producción, por otro.
El negocio ganadero de la empresa consiste en criar y recriar en ambientes ganaderos, aunque también se puede tomar recría a capitalización, y la terminación es a corral.Aunque la Pampa Deprimida supo ser una típica zona de cría, el presente no le hace honor al pasado y se puede ver, de camino a “El Trigo”, que son contados los campos que, a la vera de la ruta, tienen hacienda. En cambio, son mayoría los trigales o los lotes en barbecho a la espera de los cultivos de verano.
Para García Santillán, los cambios productivos que hacen falta pasan por la profesionalización del manejo, con el objetivo de “dotar al sistema de ventajas competitivas y la capacidad de adaptarse a todo tipo de cambios”, dice.
Esta misma visión, desde la óptica gerencial, consiste en preparar una estrategia comercial flexible, adaptada al sistema de producción, que permita aprovechar las oportunidades que brinda el mercado. En este sentido, el técnico cuenta, por ejemplo, que ahora hay demanda de terneros. “Entonces vamos al mercado con vientres con cría al pie o preñados, o vaquillonas con entore”. Ahí está lo central del esquema: producir bien y vender mejor.
García Santillán viene puliendo la idea de la profesionalización desde hace diez años, y en “El Trigo” y en los otros campos de esta firma, la puso a punto luego de la sequía del año 2008. Para él, la cría y la recría son las fases más necesitadas de especialización.En el primer caso, afirmó que su esquema ajustado le da elasticidad en el manejo ante un imprevisto y también le permite ser más preciso con el pastoreo, mediante una herramienta como el pastoreo horario. Mientras que con la recría entendió que funciona como una llave que le permite hacer un manejo estratégico de la carga de todo el campo.
El esquema, entonces, está basado en la profesionalización de varios pilares de la producción.En la alimentación, la dieta está formada por pasturas de bajo (festuca y agropiro), promociones de raigrás, sorgo y maíz de pastoreo.
En el caso de la sanidad, cuenta García Santillán, el veterinario tiene participación activa en todas las reuniones técnicas y se encarga del diseño del plan sanitario y el monitoreo de su cumplimiento en tiempo y forma, la revisación de las vaquillonas y los toros y el control de los protocolos al momento de
Esta estancia, de 3.600 hectáreas, de las cuales 400 son bajos inundables, es una de las tres de la firma Sacfil, que tiene todos sus campos en la línea del Arroyo Las Flores, incluyendo a las localidades de Tapalqué y Daireaux.
“El Trigo” era, hasta hace nueve años, netamente ganadero, y contaba solo con un rodeo de 1.200 animales. En la transformación empresarial de este establecimiento está uno de los puntos centrales al que apunta García Santillán.
“Cuando la firma compró este campo, con vender 1.500 terneros por año pagaban la inversión -cuenta el técnico-, pero desde que asumí la gerencia de producción, hace seis años, lo convertimos en 1.800 hectáreas agrícolas, 1.500 hembras, la recría de producción propia y el corral de terminación”, relató durante la recorrida con Clarín Rural.
Según él, esta nueva estructura se alcanzó gracias a un proceso de especialización empresarial, por un lado, y a un cambio en las formas de producción, por otro.
El negocio ganadero de la empresa consiste en criar y recriar en ambientes ganaderos, aunque también se puede tomar recría a capitalización, y la terminación es a corral.Aunque la Pampa Deprimida supo ser una típica zona de cría, el presente no le hace honor al pasado y se puede ver, de camino a “El Trigo”, que son contados los campos que, a la vera de la ruta, tienen hacienda. En cambio, son mayoría los trigales o los lotes en barbecho a la espera de los cultivos de verano.
Para García Santillán, los cambios productivos que hacen falta pasan por la profesionalización del manejo, con el objetivo de “dotar al sistema de ventajas competitivas y la capacidad de adaptarse a todo tipo de cambios”, dice.
Esta misma visión, desde la óptica gerencial, consiste en preparar una estrategia comercial flexible, adaptada al sistema de producción, que permita aprovechar las oportunidades que brinda el mercado. En este sentido, el técnico cuenta, por ejemplo, que ahora hay demanda de terneros. “Entonces vamos al mercado con vientres con cría al pie o preñados, o vaquillonas con entore”. Ahí está lo central del esquema: producir bien y vender mejor.
García Santillán viene puliendo la idea de la profesionalización desde hace diez años, y en “El Trigo” y en los otros campos de esta firma, la puso a punto luego de la sequía del año 2008. Para él, la cría y la recría son las fases más necesitadas de especialización.En el primer caso, afirmó que su esquema ajustado le da elasticidad en el manejo ante un imprevisto y también le permite ser más preciso con el pastoreo, mediante una herramienta como el pastoreo horario. Mientras que con la recría entendió que funciona como una llave que le permite hacer un manejo estratégico de la carga de todo el campo.
El esquema, entonces, está basado en la profesionalización de varios pilares de la producción.En la alimentación, la dieta está formada por pasturas de bajo (festuca y agropiro), promociones de raigrás, sorgo y maíz de pastoreo.
En el caso de la sanidad, cuenta García Santillán, el veterinario tiene participación activa en todas las reuniones técnicas y se encarga del diseño del plan sanitario y el monitoreo de su cumplimiento en tiempo y forma, la revisación de las vaquillonas y los toros y el control de los protocolos al momento de