Obama no logró acuerdos y la parálisis no tiene fin a la vista
El presidente, que acortó una gira para resolver la crisis, se reunió con los líderes republicanos y demócratas en el Congreso, pero no hubo avances

Parece, por momentos, que los republicanos se resquebrajan en la parálisis que han impuesto en la administración y empiezan a aflorar el disenso y la crítica en sus filas. Pero, para decepción de los demócratas, el fenómeno no alcanza como para que se quiebren.
De modo que, tras los primeros y fallidos amagos de flexibilidad, las cosas volvieron al lugar en el que estaban: no hubo acuerdo y la parálisis avanza como un ataque de botulismo por Estados Unidos, con un presidente obligado a cancelar viajes internacionales por falta de fondos.
La Casa Blanca ayer envió serias advertencias a Wall Street en el sentido de que "no puede sostener mucho más" la situación. Fue, de alguna manera, un mensaje para activar presiones del corazón financiero del país contra el bloqueo que los republicanos mantienen en el Congreso.
Pero por más que ayer el futuro se pintó varias veces con la palabra "catástrofe", la idea no termina de bajar. Al caer la noche, una seguidilla de caras con expresión molesta confirmó el fracaso de la primera reunión, para intentar acercar posiciones, que se mantuvo ayer en la Casa Blanca.
Noventa minutos en los que el presidente Barack Obama se vio cara a cara con los líderes del Congreso en procura de un desenlace que implique aprobar el presupuesto público del año próximo y así dotar a la administración del dinero para sueldos, cuya carencia hoy la paraliza poco a poco.
Pero no hubo caso. "Los demócratas no quieren negociar", culpó un irritadísimo John Boehner, el republicano que preside la Cámara de Representantes, al dejar la Casa Blanca. El fastidio y el malhumor se le escapaban por los poros.