El aumento de las tasas provocó una parálisis casi total del crédito
En marzo los bancos colocaron nuevos préstamos por apenas $ 10 millones, frente al promedio de $ 10.000 millones mensuales del año pasado.
|Una combinación de devaluación del peso, suba de las tasas de interés y caída de la demanda provocó una parálisis casi total del crédito el mes pasado . El stock de financiaciones al sector privado cayó alrededor de $ 2000 millones en abril, pero el dato más revelador del brusco freno aparece cuando se observa con detenimiento el saldo de nuevos desembolsos netos: los bancos, que en los meses previos a la devaluación venían inyectando en promedio unos $ 10.000 millones por mes en créditos, apenas colocaron en marzo unos $ 10 millones netos. Es decir, el 0,1% de lo que se habían acostumbrado a desembolsar, según los números que circulan en el sistema y que encendieron una alerta en algunas entidades.
Fue el resultado de la mayor prudencia en la oferta (los bancos aprovecharon la rentable "playa de estacionamiento" que les ofreció el Banco Central para dejar depositados allí sus pesos, cobrando tasas en promedio 4 puntos superiores a las que pagan ellos por captar fondos) y de la retracción en la demanda que provocó el encarecimiento de las financiaciones.
Con el salto de las tasas, y el impacto que éstas tienen sobre los cargos fijos que acompañan a un crédito (seguros, comisiones y gastos extras), el costo final de un préstamo personal se elevó hasta ubicarse entre el 70 y el 100%, según el cliente y la entidad. Esto acortó de facto el mostrador de colocaciones y espantó incluso a los que hubieran mantenido la calificación para poder pedir un crédito.
De ese ajuste en el nivel de generación de créditos visto en marzo y parte de abril, y del elevado nivel de amortizaciones por los plazos relativamente exiguos a que están colocados buena parte de ellos, deriva la caída en un stock que, de otra manera, debería mantenerse por el flujo de ingresos que les asegura a los bancos el cobro periódico de intereses.
"La que vimos es la peor desaceleración o, para mejor decir, caída nominal de la posconvertibilidad, provocada por una parálisis casi inmediata en los préstamos a empresas, que no tardó mucho en alcanzar al crédito a las familias", describió en un reciente informe la consultora Empiria, que dirigen los economistas y ex funcionarios del Banco Central (BCRA) Hernán Lacunza y Pedro Rabassa.
"El cambio en el sesgo de la política monetaria llevada adelante por el BCRA, en particular por el lado de tasas más altas, exacerbó la desaceleración del crédito. Así, la tranquilidad en el mercado cambiario se logró con una desaceleración mayor de la actividad, ya que el mayor costo financiero restringió el acceso al financiamiento y enfrió proyectos de inversión", describió, por su parte, la consultora ACM al analizar el fenómeno.