Cómo es el negocio de la cuota 481

El Director de Marfrig Uruguay cuenta de qué manera se produce y exporta para el cupo europeo de carne de feedlot en el país vecino.

Unidad de engorde intensivo de Marfrig en Río Negro, Uruguay.

Unidad de engorde intensivo de Marfrig en Río Negro, Uruguay.

23deMayode2014a las17:50

“El negocio de la cuota 481 fue posible por varios cambios que hubo en la actividad ganadera, tradicionalmente pastoril: la expansión agrícola, una fuerte valorización del ternero que justificó el empleo del grano en la recría y el engorde, y un mercado que reconoció ese sobrecosto liberando aranceles”, sintetizó Marcelo Secco, médico veterinario y Director de Marfrig Uruguay, en diálogo con Valor Carne.

La compañía cuenta con cinco frigoríficos y un feedlot para 17 mil cabezas instantáneas, en un país que destina el 75% de su producción de carnes al mercado externo y donde hubo un importante desarrollo agrícola en los últimos años.

Con 17 millones de hectáreas, casi todas con potencial agrícola ganadero, actualmente se aprovechan 1,5 millones para la producción de granos, sobre todo en el Litoral Sur. Si bien esta expansión se hizo de la mano de la soja, una nueva legislación exige a los productores presentar planes de uso de suelos, con rotaciones sustentables, lo que implicó un gran avance en la disponibilidad granos forrajeros.

“Es un cambio fuerte, conceptual, con una visión de largo plazo. Hay muchos predios ganaderos que agregaron un área agrícola y, hoy, tienen su propio maíz y sorgo, algo que antes era impensable”, aseguró Secco. De cualquier modo, al no haber suficiente oferta, Uruguay importa parte del maíz para alimentación animal, además de todos los subproductos, principalmente proteicos, ya que no hay procesamiento local.

Otro elemento que dinamizó la adopción del grano en la ganadería, fue la fuerte valorización de los terneros y los novillitos que, desde hace siete años, se ubican sostenidamente un 20/30% por encima del novillo gordo, dejando atrás una histórica paridad entre esas categorías. En el último año, por ejemplo, el gordo cotizó en U$S 1,80/1,85 por kilo vivo y el ternero en U$S 2,30.

“Esto ha llevado a que el productor planifique esquemas de suplementación y algún encierre, en momentos de déficit forrajero, para evitar mermas en las ganancias de peso y valorizar los kilos comprados”, explicó.