Pascual Mastellone: padre de la lechería moderna en el país

El sábado a la noche murió Pascual Mastellone, uno de los empresarios más importantes del país y verdadero padre de la lechería moderna en la Argentina.

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Pascual Mastellone: padre de la lechería moderna en el país
18deAgostode2014a las08:17

El sábado a la noche murió Pascual Mastellone, uno de los empresarios más importantes del país y verdadero padre de la lechería moderna en la Argentina.

Don Pascual, como le gustaba que lo llamasen, había nacido el 7 de agosto de 1930 en General Rodríguez, provincia de Buenos Aires, y era el primero de los seis hijos que tuvo Antonio Mastellone, el fundador de la compañía Mastellone Hnos.

Su vida estuvo ligada desde que nació a la industria láctea, ya que, como le gustaba recordar, se había criado colaborando en el tambo familiar y a los 21 años se tuvo que hacer cargo de la dirección de la empresa, tras el fallecimiento de su padre.

Cuando asumió el negocio, Mastellone Hnos. era una pequeña firma que producía ricota y mozzarella, y bajo su mando inició su gran crecimiento hasta consolidarse como la empresa líder de su rubro y una de las más grandes de la Argentina.

Los que trabajaron con él recuerdan que desde muy joven la calidad de la leche fue su obsesión, y destacan que fue el pionero en el país en iniciar los análisis de tenor graso y acidez de la materia prima que recibía de los tamberos, lo que terminó jugando un papel fundamental en la mejora de la producción del sector.

Como líder del mercado, Mastellone Hnos. protagonizó varios hitos de la industria. En 1960, la empresa fue la pionera en lanzar al mercado la leche pasteurizada, y ocho años después introdujo el primer sachet plástico. En la década del 70, Mastellone también fue la primera empresa en inaugurar una planta de leche en polvo.

Otro de sus hitos fue haber desarrollado una logística de frío y distribución para productos frescos que diariamente debían llegar a millones de consumidores. Marcó una diferencia también en este aspecto, según precisan sus pares del sector.

Habilidoso para detectar los cambios que se venían en la industria, también lo fue para construir el posicionamiento y la imagen de la compañía y de su marca estrella: La Serenísima, un nombre que su padre había sacado de un escuadrón de aviones italianos de la Primera Guerra Mundial. De la mano de Pascual, La Serenísima se convirtió en un emblema de las compañías de alimentos de la Argentina y durante años lideró los rankings de imagen y prestigio entre los consumidores.

Por comercializar un producto sensible como la leche, tuvo una relación directa con diferentes gobiernos, más amigable con algunos y tensa con otros. Y cuando en 2009 arreciaban los rumores de venta de la empresa, el entonces presidente Néstor Kirchner, que estaba en campaña como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, visitó a Mastellone en la planta y le prometió ayuda para que no vendiera.

A pesar de su edad, en la última década siguió asumiendo el manejo de la compañía, y cuando cumplió 80 años anunció que seguiría a cargo de Mastellone por ocho años más. Los problemas de salud, sin embargo, lo llevaron a adelantar el retiro: en julio del año pasado pidió licencia y desde ese momento todas las tareas ejecutivas quedaron en manos de un directorio liderado por el vicepresidente de la compañía, José Moreno.