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El Primer Simposio Valor Ganadero albergó dos claros ejemplos que demuestran la necesidad de incentivar las explotaciones agropecuarias mixtas en Argentina, combinando la agricultura y la ganadería.

Ings. Agrs. Carlos y Alberto Bunge, hermanos y propietarios de la empresa AGROCASEA

Ings. Agrs. Carlos y Alberto Bunge, hermanos y propietarios de la empresa AGROCASEA

05deSeptiembrede2014a las16:41

Varias décadas atrás era común que las explotaciones agropecuarias pampeanas fueran mixtas, con lotes agrícolas y ganaderos. La expansión de la agricultura y el desplazamiento de la ganadería hacia el Norte, trajo consigo la falsa dicotomía entre una u otra actividad, según la zona a considerar. Dos ejemplos presentados en el Primer Simposio Valor Ganadero mostraron cómo en plena Zona Núcleo y en el Sudeste bonaerense se puede volver a hacer exitosamente lo que quizás nunca se debió abandonar

Los Ings. Agrs. Carlos y Alberto Bunge, hermanos y propietarios de la empresa AGROCASEA, presentaron en su disertación titulada “Cría eficiente y rentable en zonas agrícolas”, el caso de su Establecimiento La Merced, de Pergamino, provincia de Buenos Aires, donde luego de años de agricultura continua, hace 10 empezaron a hacer ganadería para aprovechar lotes no agrícolas y diversificar riesgos, demostrando que es posible hacer soja y vacas.

Explicaron como en 262 hectáreas -con un esquema 70 % agrícola y 30% ganadero- logran rentabilidad en ambos rubros, en una escala de mediana a chica. Buena parte del campo está compuesto de lotes bajos con cañadones que producen problemas de alcalinidad y salinidad quitándole toda aptitud agrícola. Para ganadería utilizan 48 hectáreas de pasturas y 35 hectáreas de campo natural, que se incorporaron al sistema productivo al no ser opción para la agricultura. Actualmente cuenta con 275 cabezas que llegarían a más de 400, luego de la próxima parición.

La alimentación del ganado se compone de un 30% de pasturas a base de alfalfa, 26% de campo natural, 13 % de verdeos de invierno a base de raigrás y el resto de rastrojo agrícola levemente pastoreado. La carga promedio es de 2 cabezas por hectárea, siendo la máxima de 4 vacas por hectárea, en pasturas de alfalfa en primavera-verano.

Para lograr este esquema, destinaron el 20% de los lotes de aptitud agrícola a implantar pasturas en base a alfalfa, resultado final de “discusiones eternas entre los socios”, según los dichos de Alberto Bunge.

El rodeo es cerrado, sin compras externas, con entore precoz, inseminación artificial a tiempo fijo y destete convencional. Aplican un plan sanitario anual que les garantiza un rodeo libre de enfermedades venéreas. También utilizan vacunas antidiarreicas y antiabortivas en forma preventiva y rotan las drogas usadas como antiparisatarios.

Para Bunge, es muy importante la gestión de parámetros económicos productivos. Señaló que hay que aumentar la eficiencia de cosecha del pasto por parte de los animales. Para ello practican pastoreo rotativo con parcelas muy chicas y fertilizan las pasturas. También suplementan con rollos y silaje de maíz. Con este esquema han alcanzado una producción de 290 a 300 kg de carne/ha, en últimos 2 años.