Estalló el verano: cómo cuidar a las vacas del calor
En verano, el estrés térmico afecta a los animales en el tambo y baja el ritmo del ordeñe. Recomendaciones para mitigar el calor.
Los espacios con sombra son claves para que los animales puedan descansar y reducir su temperatura corporal.
En el comienzo del verano, las temperaturas máximas vienen siendo menos extremas que las sucesivas olas de calor que el año pasado, en este etapa, castigaron a los rodeos en los tambos de la cuenca lechera central, que atraviesa el centro de Santa Fe y Córdoba.
Pero no hay que bajar la guardia: el INTA estima que los errores de manejo y la falta de estrategias para mitigar el estrés que sufren los animales por el calor pueden costar hasta 300 millones de pesos en el período que va desde la primavera hasta el otoño.
En el mapa que generan los técnicos del INTA, a partir del índice de temperatura y humedad (ITH), en diciembre hubo muchos días con el semáforo en verde; es decir, con temperaturas máximas que los animales pueden tolerar sin que se generen pérdidas relevantes en la producción diaria de leche.
Es un fuerte contraste con la ola de calor del año pasado, la más importante en un siglo, que generó 22 días seguidos de condiciones de estrés térmico, un escenario que no sólo reduce el ritmo del ordeñe, sino que puede deteriorar el estado corporal del rodeo y hasta provocar mortandad.
Vacas necesitan una temperatura estable
Es que las vacas necesitan mantener una temperatura corporal estable, que se sitúa alrededor de los 38°, para mantener su ritmo de producción. Para lograr ese estado, ponen en funcionamiento distintos mecanismos regulatorios que se ven desbordados cuando la temperatura y la humedad relativa superan ciertos límites y el animal comienza a sufrir estrés.
Como el verano recién está arrancando, todavía hay tiempo para tomar algunas medidas de manejo sencillas que incrementan el bienestar animal y después rinden en la sala de ordeñe.
El INTA Rafaela viene advirtiendo que falta infraestructura en los establecimientos lecheros para amortiguar el impacto de las olas de calor. En este sentido, un estudio que elaboraron Miguel Taverna, Laura Gastaldi, Jorge Ghiano y Emilio Walter, precisó que menos del 20% de los tambos disponen de sombra natural suficiente para todas las categorías de animales y que no llega al 30% la cantidad de establecimientos que cuentan con sombra artificial en potreros o corrales de encierre.
Además, más de la mitad de los tambos no tienen sombra en el corral de espera de la sala de ordeñe y menos del 10% disponen de sombra y sistema de ventilación/aspersión (para duchar a los animales), a pasar de que es una instalación recomendada para reducir el estés calórico.