Momentos críticos en la disponibilidad de forrajes
El déficit de producción invernal de forraje fresco, constituye uno de los obstáculos recurrentes para los productores ganaderos.
Con el aporte de rastrojos de cultivos agrícolas, se ha notado una falta de forraje en la etapa estival.
El déficit de producción invernal de forraje fresco de las pasturas semipermanentes y campos naturales en general, constituye uno de los obstáculos recurrentes para los productores ganaderos.
En las últimas décadas mediante ajustes en el manejo y el desarrollo de técnicas o prácticas como el diferimiento de cultivos, pasturas, la confección de reservas (rollos, silos), la implantación de verdeos de invierno, las promociones de raigrás y la fertilización nitrogenada, desde la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA se ha buscado dar solución a esta faltante de recursos en invierno. Sin embargo, mientras se hallaban algunas soluciones, con el proceso de agriculturización que se registró en la región se modificaron los ambiente y la disponibilidad de recursos forrajeros.
Con el aporte de rastrojos de cultivos agrícolas (soja y maíz generalmente, para la zona), y una contribución predominante de fines de otoño al invierno, producto de la mayor participación de la agricultura y el cierre de potreros para confeccionar reservas (fines de primavera y verano), se ha notado una falta de forraje en la etapa estival.
Al respecto desde la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA, los técnicos explican que “las razones por las que no se cuenta con forraje durante los meses de verano son las condiciones climáticas de ese momento del año”, y que “se encuentra en la menor superficie disponible, en suelos de peor calidad hacia donde se ha desplazado a la ganadería”.