La ganadería apunta a la alta tecnología en la cordillera
Los viñedos y bodegas de primera calidad son las vedettes de la región, pero no son las únicas que sacan provecho del agua de deshielos que llega por las acequias.
El agua que baja de los deshielos permite sostener sistemas intensivos para hacer recría y terminación de bovinos.
En el Valle de Uco -en el centro oeste mendocino- llueven apenas 150 milímetros por año y la aridez es el estado natural del suelo. Pero la mano del hombre supo aprovechar la bendición líquida que baja de la cordillera para transformar el paisaje en un oasis productivo.
Los viñedos y bodegas de primera calidad son las vedettes de la región, pero no son las únicas que sacan provecho del agua de deshielos que llega por las acequias y se distribuye entre las fincas. Bien lo sabe José Moronta, dueño de una finca de 100 hectáreas en la localidad de San Carlos, que con una logística aceitada produce ajo, orégano, papa, pasto y maíz en la mitad de la superficie.
Recientemente, Moronta instaló un sistema para el riego por goteo en los lotes de ajo, uno de los cultivos más comunes en la zona, que rinde aproximadamente 25.000 kilos por hectárea.
La hortaliza se produce durante el invierno, y tras la cosecha Moronta quita todo el sistema de riego para ocupar el lote con maíz para picar, que tiene como destino final la alimentación de un rodeo de 300 cabezas Angus.
La otra mitad del campo, sembrada con alfalfa y verdeos, es destinada al pastoreo de la hacienda. Los animales llegan destetados con 100-120 kilos, provenientes de un campo de cría en San Rafael, al sur de la provincia.
En el establecimiento de San Carlos se hace recría y terminación de novillos, y las dietas varían según las etapas.Tras el destete se les brinda maíz más alimento balanceado.