Carne argentina y el elevado proteccionismo estadounidense

Tanto Estados Unidos como Canadá vuelven a permitir carne argentina en sus mercados luego de 14 años de prohibición.

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Fernando del Corro es Profesor de Historia y docente universitario.

Fernando del Corro es Profesor de Historia y docente universitario.

24deSeptiembrede2015a las08:29

El 24 de julio la Organización Mundial del Comercio (OMC) dio a conocer un fallo que obliga al Gobierno de los Estados Unidos a dar marcha atrás, a casi 90 años, de la medida implementada en 1926 por el Gobierno de ese país, presidido por Calvin Coolidge, que, con la excusa de una presunta existente infección de aftosa, prohibió las importaciones de carnes argentinas. A éstas, con el correr del tiempo, se sumaron otras que agravaron aún más la situación.

Las políticas de los EE.UU. en materia de proteccionismo comercial habían arrancado en 1921 durante la gestión presidencial de Woodrow Wilson en el marco de la crisis económica post Primera Guerra Mundial (PGM). Pero en el caso específico de la Argentina se agravaron con la decisión adoptada en el referido 1926, la que dio lugar a la protesta formulada en 1928, durante el Congreso Panamericano de La Habana por el representante argentino Honorio Pueyrredón, enviado por el presidente Máximo Marcelo Torcuato de Alvear.

Esa medida fue adoptada casi en simultáneo con la "Declaración Balfour" del 18 de noviembre de 1926 por el Gobierno del Reino Unido que creó el Commonwealth (salud o riqueza común), generador de autonomía en los manejos de cada una de sus colonias, y por el cual se debían dar un mejor trato comercial entre ellas. Esto se agravó en 1932 con la decisión de otorgarse mutuas "Preferencias imperiales" durante la cumbre celebrada en Ottawa.

Ya la creación del Commonwealth había generado problemas para las exportaciones agrícola-ganaderas de la Argentina por lo cual, con el agravante de las restricciones estadounidenses, los exportadores locales presionaron al presidente Juan Hipólito Yrigoyen a firmar el "Acuerdo D'Abernon", en 1929 con el Reino Unido, antecedente directo del Pacto Roca-Runciman, que había sido dejado de lado por el Gobierno de facto de José Félix Uriburu, seguidor de las ideas corporativas y antibritánicas del jefe de Estado español Miguel Primo de Rivera.