Cresta Roja: de una expansión basada en subsidios a quedar al borde de la quiebra

Fue la segunda empresa productora de pollos del país y hoy casi no faena por tener sus plantas paralizadas.

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En los últimos años, dependió de fondos públicos para funcionar y sobredimensionó su estructura.

En los últimos años, dependió de fondos públicos para funcionar y sobredimensionó su estructura.

30deNoviembrede2015a las08:05

Supo ser una mina de oro con tecnología de avanzada y su propia genética. Pero hoy su realidad es otra. Con 56 años de historia, la continuidad de la empresa Cresta Roja peligra: ya casi no se faena y los pollos a veces se venden vivos ante la imposibilidad de alimentarlos para que se desarrollen. En la planta de procesamiento ubicada en El Jagüel, Monte Grande, el silencio es abrumador. Dentro de la fábrica, que ocupa seis manzanas, sólo se escucha el ruido de la sala de máquinas que sigue funcionando por razones de seguridad. Para mantenerla refrigerada se usan 22.000 litros de amoníaco.

En Ezeiza, Lobos, Monte y Esteban Echeverría todos conocen los pollos Cresta Roja, de los hermanos Rasic, la segunda avícola en importancia del país que controla un 13% del mercado interno. Entre sus dos plantas, los molinos y el sector de granjas tiene 4000 empleados propios, y otros 1000 puestos laborales están vinculados en forma indirecta a su actividad. De la firma dependen pueblos enteros.

"Somos una gran familia. Acá hay gente que trabaja hace más de 35 años. ¿Dónde van a conseguir trabajo a su edad? A nosotros nos están pagando, pero se cortó la cadena de alimentación de los pollos y por eso se sacrifican. No es lo justo, pero si no, se matan entre ellos. Acá hay un vaciamiento, no hay nada. ¡Nada!", grafica el delegado Simón Abaca, que trabaja hace nueve años en el sector de exportación de la empresa.

Bajo llave y en estricto secreto, los dueños de la avícola fundada en 1959 analizan en la planta de Ezeiza, donde tienen sus oficinas, las pocas alternativas que les quedan. Según fuentes del sector, la empresa, que se presentó a concurso de acreedores hace 16 meses, tiene un pasivo de más de 2000 millones de pesos.

La crisis

Hasta el año pasado, cuando se hizo pública la crítica situación de la empresa, la imagen que daba todo el sector avícola era el de una industria en pleno crecimiento con niveles históricos de consumo de pollo en el país y con la exportación y la producción en niveles récord. Los números así lo reflejaban.

Antes de la crisis, Cresta Roja faenaba 400.000 pollos por día. Y hace tres años, según pudo saber la nacion, amplió su planta procesadora de Monte Grande para aumentar un 50% su producción. La propia presidenta Cristina Kirchner se enorgullecía del "boom" del sector y en el 2012 pasó algo inédito en la historia de la Argentina: las exportaciones avícolas alcanzaron las 271.000 toneladas y superaron a las 189.000 de la carne vacuna.

¿Cómo en tres años se derrumbó una empresa que, incluso al borde de la quiebra en 2014 facturó -según datos a los que accedió la nacion- 300 millones de dólares? Aunque en público jamás lo admitieron dadas las estrechas relaciones entre el presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, con el kirchnerismo, Ivo y Milenko Rasic, los dueños de la empresa, culpan por lo bajo al ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, quien implementó la política de precios máximos a cambio de brindarle compensaciones al sector. Algunas nunca llegaron.

El crecimiento de la industria avícola estaba sustentado en un complejo sistema de subsidios aplicado desde 2007 (también abarcaba a los feed lots, carne aviar y bovina, la industria molinera y láctea) con el que se buscaba desacoplar la suba de precios internacionales de los granos para mantener bajos los precios de los alimentos en el mercado interno. Además, el sector contaba con la protección de los derechos de exportación, de 20% al maíz y de 35% a la soja, que posibilitaba comprar los granos para alimentar a los pollos a un precio menor que el de los exportadores.