El desierto y la erosión avanzan sin freno
El 37,5% de los suelos del país están afectados por la erosión hídrica o eólica, que sumó 45 millones de hectáreas en los últimos años.
Así como en lo urgente las reservas del Banco Central son decisivas para la marcha de la economía de los próximos días, en las cuestiones importantes que decidirán el futuro de los argentinos en los próximos decenios hay indicadores que siguen sin tomarse en cuenta. A pesar de que demuestran situaciones de gravedad continúan pasando desapercibidos, afuera de toda preocupación y discusión pública.
El estado de salud de nuestros suelos es uno de estos casos. Con una delgada capa de tierra fértil que tiene apenas entre 20 y 30 centímetros de espesor, los suelos juegan un rol tan crucial como silencioso en el desarrollo de las actividades productivas. Pero estudios recientes denuncian que el deterioro de los suelos en el territorio nacional, lejos de estar controlado es creciente. Los procesos de erosión y de desertificación consumen millones de hectáreas por año. En la actualidad la erosión afecta al 37,5% del país, 105 millones de hectáreas. Más grave aún es que se deterioraron 45 millones de hectáreas desde la última estimación realizada en 1990. Esto significa que cada año se suman 1,8 millones de hectáreas a los suelos erosionados.
Esta y otras conclusiones de similar gravedad se encuentran en el libro El Deterioro del Suelo y del Ambiente en la Argentina, una obra dirigida y compilada por los ingenieros Roberto R. Casas y Gabriela F. Albarracín con la participación de 150 autores de distintas disciplinas. Ellos observaron que había llegado el momento de evaluar y realizar un diagnóstico del estado de salud de los suelos después de los cambios que se produjeron en los mismos a raíz de la ampliación de la frontera agropecuaria y la mayor variabilidad climática.
Lo cierto es que el importante incremento en las estimaciones de erosión hídrica y eólica correspondiente al 2015 conspira contra la sustentabilidad de los modelos productivos actuales. La erosión hídrica se llegó a duplicar en este último cuarto de siglo, con 34,6 millones de hectáreas afectadas.
En cambio, el crecimiento de los procesos eólicos fue algo menor, aunque hay 13 millones de hectáreas con esta condición. Los distintos autores compilados en la obra, no dejan de señalar que el mayor crecimiento de la erosión se registra en los grados ligero y moderado con alrededor de 44 millones de hectáreas, mientras que los grados severo y grave se ha mantenido estable. De observarlo en forma optimista se estaría a tiempo de actuar para que estos procesos ligeros y moderados no pasen a los grados superiores con mayores pérdidas de suelo. De no actuar se estaría afectando de manera irreversible su capacidad productiva.
Las principales causas
A nivel nacional, la causa más importante de los procesos erosivos es el monocultivo y la falta de rotación de los cultivos. Lo siguen el desmonte, la expansión de la frontera agrícola y el sobrepastoreo. Más atrás en orden de importancia, aunque en algunas regiones son relevantes, los autores mencionan a los incendios de bosques y pastizales, las labranzas inadecuadas y la escasa adopción de tecnología conservacionista. De ordenarse estos factores de degradación por el impacto que tienen en las distintas regiones resultaría que para las regiones NOA y NEA, las principales causas son el desmonte y expansión de la frontera agrícola. En la región pampeana se consigna la falta de rotaciones, el desmonte y la intensificación agrícola. En cambio para la región de Cuyo los factores causales más importantes son el manejo deficiente del riego, el sobrepastoreo y la minería.