Mejoramiento genético animal en la Argentina: sobre la media
Investigadores de la FAUBA desarrollaron un método que aumenta hasta 10% la exactitud de las evaluaciones genéticas en animales jóvenes, superando los estándares internacionales.
Mejoramiento genético animal en la Argentina.
A la hora de arriesgar, los investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) no se quedan atrás. Lejos de atarse a estándares y ajustándose a las características propias de la cría bovina en nuestro país, Rodolfo Cantet, docente de la cátedra de Mejoramiento Genético Animal, y su equipo desafiaron los principios básicos del mejoramiento y obtuvieron predicciones más exactas en la evaluación genética, en comparación con el método más usado en el resto del mundo. Tras 25 años de investigación y de trabajar junto a cabañeros, Cantet advirtió sobre la necesidad de una regulación estricta del ingreso al país de animales y material genético.
“Cuando muchos sostenían que en evaluación genética estaba todo inventado, nosotros dijimos que no. Veíamos que era necesario apartarnos un poco de la teoría, no seguir estrictamente los lineamientos del BIF (del inglés Beef Improvement Federation), el sistema estándar para la selección de bovinos de carne. ¿Por qué? Porque es muy rígido. Por ejemplo, en el caso de los trasplantes embrionarios (donde nuestro país se destaca), los norteamericanos requieren identificar a la madre receptora. Pero por la cantidad de vacas que se manejan en la Argentina, eso es imposible. Si aceptáramos el BIF a ciegas, perderíamos información extremadamente valiosa”, explicó Cantet, quien también es Investigador Principal del CONICET.
El investigador aclaró que en nuestro país, el 8% de los datos para el mejoramiento provienen de trasplantes de embriones. Esta cantidad es superior a la que realizan anualmente España, Alemania y Francia en conjunto. “Como los animales que provienen de trasplantes son los mejores, no podíamos descartarlos. Por el contrario, debíamos encontrar una solución técnica para incorporarlos y así mejorar nuestras predicciones”.
Esa solución llegó en 2015 en un paper publicado en la revista Journal of Animal Breeding and Genetics por María José Suárez, quien obtuvo su doctorado en la Escuela para Graduados ‘Alberto Soriano’ (FAUBA) bajo la dirección de Cantet. “Una predicción es como un tiro al blanco. Tenés dos elementos: el sesgo (que es apuntar al centro) y la variabilidad. Se relacionan inversamente: a mayor sesgo, más dispersión; a menos varianza, más sesgo. Había que tomar una decisión. La tesis de María José demostró que tolerando un poco más de sesgo, incorporando los trasplantes embrionarios ganamos mucho en exactitud. Esto nos permite elegir con más precisión. Incluso, superamos la precisión del BIF y de la genómica”.